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Gardel, arquetipo burrero

SUCESO GARDELIANO N°15 - 19/04/2020

Gardel, arquetipo burrero.

Hablar de Tango es hablar de Gardel. Pero hablar de turf, también lo es. Carlos Gardel es el prototipo humano de la música popular rioplatense y a la vez, la representación emblemática, el arquetipo del burrero.

Según sus biógrafos, desde su adolescencia, Gardel vivió pendiente del mundo de las carreras y se asegura buena parte de su fortuna se esfumó en los distintos hipódromos del mundo.  En un reportaje  de 1926 a un diario español, el mismo Gardel explicaba que había ganado mucho dinero, pero que también gastaba mucho… “He ganado y gano mucho, pero todo se me va. Me gusta vivir bien. Me gusta la bohemia dorada,  ser generoso, el cabaret, las mujeres bonitas… ¡Y las carreras de caballos! …¡Oh, las carreras de caballos son mi gran pasión! …El dinero que me han hecho perder!… Yo tengo un caballo corredor de carreras. Un gran caballo. Ha estado ahora enfermo; pero creo que va a correr de nuevo, allá, en Buenos Aires.»

Después de ser retirado de pistas, Lunático fue al Uruguay, en 1933, como consta en este certificado del Stud Book de Argentina.

No es ni el momento ni el lugar para desmenuzar la historia personal de Carlos Gardel, pero si se trata de abordar su condición de  aficionado a las carreras de caballos. O más que aficionado, apasionado, o -para usar una palabra de estos tiempos-, fundamentalista de las carreras, una verdadera clave de su personalidad.

 Para entender esa afición  tan fuerte hay que tener en cuenta algunos datos que definen su tiempo. En las últimas décadas del siglo XIX y en las primeras del XX, tiempo real en el que se forma la personalidad de Gardel, las carreras de caballos eran la gran pasión de la sociedad viril rioplatense. Era el único acontecimiento deportivo de masas de la época, la alternativa sistemática semanal de diversión y juego.

El poeta José Sebastián Tallón, en su ensayo “El Tango en su época de Música Prohibida” hace un estudio sociológico del tiempo inicial de Gardel, y sostiene que en aquella época la afición por el tango como el apasionamiento por las carreras daban al hombre un tono a su personalidad, en el modo de ser, de pensar, de sentir, de comprender la vida: significaba, simplemente, ser un hombre de Buenos Aires. “Era el modo revolucionario que tenían los jóvenes del tiempo de sentirse porteños hasta las raíces de su ser.”

En su oscura adolescencia, a caballo en el cambio de siglo, según las crónicas, Gardel es aprendiz de diversos oficios, luego tramoyista en el teatro y miembro de la claque de varias salas. Sin entrar a analizar el origen de Gardel, es decir su nacimiento, se sabe que de muy joven anduvo entreverado en el ambiente callejero, payadores, cantores, personajes nocturnos en el famoso café O’Rondeman, de los hermanos Traverso, gente toda de reconocida afición burrera, que por otra parte, a partir del 1880 era muy extendida. De 1903 data una foto poco difundida, en la que Gardel, mocito, aparece junto a Betinotti, cantando para la oficialidad en Campo de Mayo. Esa gente trasnochadora, seguramente se levantaba temprano un solo día a la semana: el domingo, para prepararse para ir a las carreras.

En 1910 ya se ha largado a cantar y sus primeros compañeros de andanzas, son Francisco Martino y José Razzano, con quienes comparte a esa altura, la ya fuerte afición por las carreras, al punto de que este último es su socio en el stud Las Guitarritas, y Martino es el autor de dos joyitas del repertorio de Gardel, La catedrática y Soy una fiera, que revelan ambas un sólido conocimiento de las carreras y del mundillo burrero.

Hay que saltar a 1915, para encontrar a Carlos Gardel, -ya más afirmado como cantor y más metido en la noche porteña, aunque lejos todavía de la fama-, en un episodio turfístico neto. Lo evocó José Razzano, lo contó García Jiménez, y lo “noveló” el periodista Julio César Bellas, en las páginas del semanario MARTES en una versión libre, pero con visos de realidad.

Según referencias de los cronistas gardelianos, allá por mayo de 1915, don Ángel Rabuffetti -propietario del stud Los Rosales- le pidió a un amigo suyo que alternaba en la farándula del teatro y el varieté, que invitara Gardel, para que asistiera y animara con sus canciones criollas una cena-banquete, a tener lugar en su propio stud. Los pupilos de don Ángel eran atendidos por el cotizado trainer Vicente «Tapón» Fernández quien unos años después (1922) atendería los potrillos pertenecientes a Julio De Caro.

La cosa fue de campanillas, Gardel concurrió con José Razzano y al fin de la farra -ya casi amaneciendo- don Ángel cerró la muy feliz velada con un discurso, como acostumbraba a hacerlo, desplegando su generosidad proverbial, para con quienes le seguían incondicionalmente:

-Ya me han informado que el Sr. Gardel no aceptará paga por esta magnífica actuación que nos ha regalado en colaboración con su socio y compañero Razzano. Pero entiendo que toda retribución es válida y mucho más si tiene que ver con el turf al que ellos son tan aficionados como nosotros. El buen momento que ellos nos han brindado, merece un premio  y el domingo voy a jugar 100 ganadores en su provecho, a una fija imperdible que tengo. Por lo tanto los veré en Palermo, y juntos festejaremos la victoria…»

Rápido, con su chispa habitual, saltó Carlos: 

-¿Y porque no nos pasa el dato para jugar nosotros mismos y evitarle a Ud. un desembolso innecesario?» a lo cual replicó el dispendioso patrón:

«-Ah no, eso si que no. No sabrán de la fija hasta estar junto a mí en el momento de la carrera, y los 100 ganadores son la justa retribución a vuestra gentileza de compartir conmigo esta noche.

Y así amaneció aquel domingo 25 de mayo del 15, tras una espera que a ambos les pareció infinita. Razzano advertía a su socio:

-Debemos ir temprano, no sea que la fija esté en la primera carrera. Dicen que este don Ángel es muy tigre para correrse rumbeadas, juega en pocas carreras y casi siempre acierta. Es mejor que a la hora de abrir estemos en la Oficial.

La advertencia era innecesaria porque era costumbre del Mago llegar antes de la primera. Al correrse la 1a., ya el dúo hacía punta como laderos ambos de Rabuffetti, sin perderle pisada. Este se complacía en tenerlos sobre ascuas, y sonreía seguro del éxito que era el verdadero imán que atraía a los cantores hacia su figura. Pasó la 2a. la 3a. y la 4a. Don Ángel les invitó a su mesa y desde allí era saludado por cuidadores y prominentes amigos. Al llegar el paseo preliminar de la 5a. carrera -el Clásico Vicente Casares sobre 2.500 mts- don Ángel se puso de pie y al pasar La Ñata, montada por Francisco Arcuri -a quien llamaban Pancho Galera- les dijo mirándolos fijo y con seriedad imperturbable:

-Ahí tienen la fija de la tarde. Esa es, y a su mandil van los 100 ganadores prometidos y que después de la carrera serán billetes contantes para ustedes.

Gardel y Pepe, bajaron volando como plumas la escalera de la tribuna, y vaciando billetera, se apilaron con 100 ganadores de su peculio, volviendo de inmediato hasta donde su benefactor para presenciar junto a él el desarrollo de aquella tan importante prueba para sus intereses.

Se alzaron las cintas y Aventurero tomaba el comando, seguido de cerca por el gran favorito Smasher, mientras Arcuri dejaba en el fondo -completamente desarmada a La Ñata-, esperanza viva de nuestros cantores. Al llegar al codo, se vio como Pancho Galera arrimaba visiblemente a su piloteada, y con enérgico impulso la sacó al medio de la pista armándola en una larga y furibunda atropellada sobre las posiciones de ambos punteros que no cejaban en su esfuerzo. Al pisar los 200 finales Arcuri castigó dos veces y allí quedó definido el pleito: La Ñata 1a. a $12.80 por boleto, en 2’35» clavados. Nuestros «patos» cantores embolsaron $ 1.280.- pero ahí no paró la fiesta. Era su día o mejor dicho su tarde de gloria. Al regresar Carlos a la tribuna luego de cobrar, se le acerca el amigo que lo había guiado hasta la fiesta de don Angel, y en tono confidencial, le acusó por lo bajo: «Mirá Carlos, Arcuri me confesó que piensa ganar con Packoy, este Clásico Raúl Chevalier, que se corre ahora -la 6a. carrera- y después de la faena que se rayó con La Ñatita, da como para creerle» A lo que Carlos replicó:

-Pero ché… ¿y como hace para ganarle a Grey Eyes con la muñeca de Mingo?

-Mirá no sé como hará, pero que la sabe la sabe, y estoy seguro que hoy es su día y gana otra vez. Gracias a su muñeca cobraste grande, y si sos de ley debes seguirlo y luego veremos…

-Sí, tenés razón. Andá José, jugale a Packoy 250 ganadores. De pronto es hoy nuestro día…

Y allá fue Razzano, cambiando un billete flamante y fresquito de $ 500.- por un vale color celeste que indicaba el No. de Packoy. (Que luego ganaría el G.P. Nacional de ese año).

Las tribunas vibraban: Mingo en Grey Eyes – el alazán del Unzué – rival del zaino que montaba Arcuri del Jorge de Atucha. Con largada a favor, Mingo no quiso saber de remilgos y tomó la vanguardia, mientras Packoy se ubicaba 3º para correr esos 1.200 mts. Velozmente tomaron la curva, y mientras Mingo esperaba con su sapiencia para pedirle el último esfuerzo al suyo, Pancho Galera, -iluminado como nunca- se filtraba junto a la empalizada, embalando sin retaceo a Packoy que respondía con creces a la exigencia. Mingo muñequeaba desesperadamente, al ver que el rival le tomaba el pescuezo de ventaja, pero su estilo magistral lo mostraba grande como siempre, pero … derrotado esta vez por la eficacia de Arcuri. Y al final: 1º Packoy a $ 21.70 por barba y el dúo embolsando $ 5.425.- a su grossa cuenta de esa tarde primorosa.

Pero aún quedaba algo para agregar a racha tan próspera, y es que «Tapón» Fernández, tenía en la 8ª y última de la tarde a Insanía, con la cual sin disimulo ni reserva alguna, decía a todos culminaba el doblete iniciado con La Ñata. Como evitar entonces que Gardel le «soplara» a José:

-José, esta no es nada fija pero tenemos resto… Jugale 300 boletos con la de ellos… Dicen que no hay 2 sin 3… y a lo mejor, redondeamos la torta.

Y vino. Insanía, una modesta yegua sin mucho destaque, ganó bien y sin susto a $ 7.20. Otra vez a cobrar y sin mas salto, 9 fragatas rosadas en el bolso. Gardel, con su prosapia callejera, le propuso a Razzano:

-Bueno,  José, yo conduje el escolaso, ahora te toca a vos. Organiza la farra. Proa al centro, que la noche porteña es de estos dos torencas… ¡Y Arcuri es nuestro invitado!

En 1917 se registra otra referencia concreta de la intensa afición burrera de Gardel. Junto con Razano y el guitarrista Ricardo, acompaña a Roberto Firpo en una exitosa gira por la Pampa. García Jiménez cuenta en «Vida de Carlos Gardel” (1946), que  Gardel, Razano y Ricardo, en la madrugada del 16 de noviembre, después de haber concluido las actuaciones del día en un teatro de General Pico, a escondidas de Firpo se «escapan» del lugar y viajan a Buenos Aires, con un objetivo preciso: al día siguiente, domingo 17, en el Hipódromo Nacional, se enfrentan Botafogo y Grey Fox, en la revancha de la carrera que Grey Fox le ganara al fenomenal hijo de  Oldman y Korea, en una genialidad de los Torterolo, Pio el cuidador, y Mingo, el jinete, aprovechando el estado descuidado del “caballo del pueblo”. Esa tarde dominical, en el medio de la muchedumbre que se dio cita para presenciar ese duelo que paralizo al país, ahí estaban este trío y, por supuesto,  gritando a toda garganta el paso triunfal de Botafogo frente a las tribunas. Mientras, en La Pampa, Firpo trataba de justificar la ausencia de los cantores.

En 1917 se registra otra referencia concreta de la intensa afición burrera de Gardel. Junto con Razano y el guitarrista Ricardo, acompaña a Roberto Firpo en una exitosa gira por la Pampa. García Jiménez cuenta en «Vida de Carlos Gardel” (1946), que  Gardel, Razano y Ricardo, en la madrugada del 16 de noviembre, después de haber concluido las actuaciones del día en un teatro de General Pico, a escondidas de Firpo se «escapan» del lugar y viajan a Buenos Aires, con un objetivo preciso: al día siguiente, domingo 17, en el Hipódromo Nacional, se enfrentan Botafogo y Grey Fox, en la revancha de la carrera que Grey Fox le ganara al fenomenal hijo de  Oldman y Korea, en una genialidad de los Torterolo, Pio el cuidador, y Mingo, el jinete, aprovechando el estado descuidado del “caballo del pueblo”. Esa tarde dominical, en el medio de la muchedumbre que se dio cita para presenciar ese duelo que paralizo al país, ahí estaban este trío y, por supuesto,  gritando a toda garganta el paso triunfal de Botafogo frente a las tribunas. Mientras, en La Pampa, Firpo trataba de justificar la ausencia de los cantores.

Gardel apostador

Las carreras de caballos le dieron a Carlos Gardel grandes emociones, alegrías y también broncas,  y como el mismo lo admitió reiteradamente, quebrantos financieros. Cuando estaba en Buenos Aires, no faltaba un solo domingo al padock,  y desde antes de la primera. Cuando estaba fuera, seguía las carreras a través de la correspondencia y los telegramas que constantemente intercambiaba con sus amigos. 

Irineo Leguizamo y Carlos Gardel.

 En el Stud de Maschio, cena despedida el 5 de noviembre de 1933.

Las carreras también le depararon algo fundamental en la vida de Carlos, la amistad indestructible con otros dos orientales, el compositor Francisco Maschio y el jockey Ireneo Leguisamo. En todas sus cartas y telegramas tiene palabras para ellos.  Maschio  confesó una vez que  estando Gardel en Buenos Aires, en cada momento libre se allegaba al stud de la calle Olleros, para compartir con él y su familia,  y con Irineo.

“En las fiestas del stud, reuniones en las que todos los de la casa festejábamos algún hecho grato, la presencia de Carlos era indispensable” decía Francisco Maschio. Su ánimo extrovertido, la simpatía, el buen humor, la generosidad que lo caracterizaba, lo convertían desde el pique en el animador de las reuniones. Y no era necesario pedirle que cantara ya que él tomaba siempre la iniciativa, cazando la viola y deleitando a todos con su voz maravillosa.  En una de esas reuniones “estuleras” fue donde Gardel cantó un tema, escrito por el mismo, y con la música de “Esta noche me emborracho”, de Enrique Santos Discépolo, en el que se refería con su habitual humor, a sus desventuras hípicas:

“Maschio, Moreno y Cardinali

me han dado requiescat in pace

por gil y por seguidor…

Miren si no es pa suicidarse

que yo en once reuniones

No acierte un ganador.

Linda peleando con Jolly Eyes

De atrás cargó Golseeker y las peló

Y esta noche me emborracho bien

y espero bien mamao

la otra reunión.”

Gardel fue propietario de dos studs: «Las guitarras», en sociedad con José Razzano y  «Gardel C».  Fue propietario de varios caballos: La pastora, Amargura, Cancionero, Theresa, Mocoroa, Guitarrista y Explotó. Le gustaba decir que había sido “víctima de los caballos lentos y las mujeres ligeras” y festejaba la ocurrencia con sus contagiosas carcajadas. Sus caballos le dieron más desengaños que alegrías, con excepción de Lunático que le brindo grandísimas emociones y satisfacciones espirituales y las otras, taca taca.  Para los que creen que este también le aparejo perdidas, basta con señalar que el hijo de Saint Emilion, le costó $ 5.000 y reporto en su exitosa campaña $ 72.500, solo en premios. Los dividendos del juego también son favorables, ya que el  balance de todas sus performances, arrojan una ganancia de más de 50 %.

Cuando Gardel al final del tango de Papavero “Leguisamo solo” agrega el comentario de “Bueno, viejo Francisco, decile al Pulpo que a Lunático lo voy a retirar a cuarteles de  Invierno…ya se ha ganado sus garbancitos”, sabía lo que decía.  Pero  Maschio y Legui lo convencieron de no hacerlo y Lunático siguió ganando y  a dividendos de ópera, nunca soñados.

Pero veamos cómo un veterano periodista del diario argentino Clarín, cuenta la historia de Lunático y sus performances,  en una crónica que no tiene desperdicio.

 “Muchas vueltas debió dar Francisco Maschio antes de darle el gusto a su gran amigo Carlos Gardel, quien quería a toda costa ser dueño de un pura sangre. El Mudo era constante en sus pedidos y un buen día, bastante «breca» el hombre, le espetó a boca’e jarro: «¿Y cuándo me compras el potrillo, viejo? ¡Mirá que «morlacos» no me faltan!»

Quiso justo el destino que en ese momento Lunático iba a ser mandado de vuelta al haras debido a que se había golpeado en el box, por lo que, al parecer lo aquejaba una incipiente renguera. Se lo ofrecieron a Maschio así: «(…) para cerrar trato se lo damos a Lunático en cinco mil pesos: dos mil al contado y los restantes tres mil, a pagar en premios.»

Antes que Maschio pudiera abrir la boca, Carlitos intervino en el diálogo con su vehemencia acostumbrada:»¡Hecho! ¡Comprámelo, Francisco,»comprámelo! Y Francisco Maschio, a sabiendas de que no podría esquivar más el bulto, accedió. Así fue como Lunático (Saint Emilion y Golden Moon, por Elmstead, nacido el 26 de setiembre de 1922 en el haras Ojo de Agua) pasó a ser propiedad de Carlos Gardel.

La fe de su nuevo propietario y1a «mano» de su famoso entrenador fueron puestas a tiros de cañón, pero nada pudo con ellas. Lunático fue inscripto en el Libro Clásico de 1925 hasta para correr la Polla de Potrillos, el Jockey Club y el Oran Premio Nacional con los colores de la caballeriza uruguaya 19 de Abril, propiedad de D. Antonio Araujo, con los colores «naranja y verde a rayas horizontales, mangas y gorra verde», sedas que «hizo famosas un pingazo de la talla de Stayer II.

Los desvelos de Maschio y Gardel se vieron compensados cuando el potrillo salió a la cancha el domingo 26 de abril de aquel 1925 con la monta del gran Legui y con el número «9» en el mandil. Se tiraron a cobrar 18 mangos por boleto, pero debieron conformarse con llegar en el tercer puesto a dos largos de Le Coeur, pingo que atendía Naciano Moreno. Cobraron 5,20 a placé y Lunático quedó deschavado para la otra…

Izquierda: Partitura. Derecha: Irineo Leguisamo en el Hipódromo Argentino

No pudo ser. Lunático reprisó en mayo del 26 (ahora sí con las sedas del Yeruá) quedando tercero y después ¡sí! se mandó cuatro al  hilo y a cualquier sport. Por si fuera poco, en esa misma temporada agregaba otra victoria a su haber. De las cinco, una con Justino Batista, por el bajo peso, y las otras cuatro con el “Mono” Leguisamo.

Cuando ya se lo creía de vuelta, Lunático despierta; a … ¡$ 31,70! (por boleto… ¡y con Legui!) en  la primera que  corre en 1927 y, luego de un trío de barquinazos; gana otra a «palito” de pesos. El hijo de Saint Emilion, sentía el candengue y así es como, cuando su dueño vuelve a grabar “¡Leguisamo solo!” el 23 de setiembre del 27, aconseja al finalizar: «Bueno, viejo Francisco, decile al Pulpo que a Lunático lo voy a retirar a cuarteles de invierno; ¡Ya se ha ganado sus garbancitos! Y la barra»… completamente agradecida. Sentí  la barra”. Y la “barra» -las violas de Carlitos- gritaba: «Muy bien». El Zorzal se despedía con su tradicional: «¡Salute!”

Para demostrarle a Carlitos que Lunático todavía tenía mucho «rollo» adentro, Maschio y Leguisamo despiden el año 27 con un par de triunfos a buen sport con los que redondean la decena. Corrió un match Lunático en 1928 y quedó más de cama todavía. Reprisó casi al año en Maroñas y nuevo «sapo”. Por último, corre en un premio «A Reclamar» (no lo reclamó nadie…) y llegó 3° entre cuatro.

Su ocaso había llegado. Su campaña de pistas había terminado con un total de 10 triunfos sobre 36 carreras corridas, habiéndole dejado a su dueño un considerable margen de ganancia. Era la hora del descanso. Del haras. De los mismos. Coetáneo del gran Macón, se ganó más tinta que la del pingo del stud  Don Alfonso. ¡Fue Lunático, el caballo de Carlitos!

Para Carlos Gardel su pingo Lunático no fue tan solo el único de su propiedad que ganó en las pistas, sino también el que le dejó ganancia en sus bolsillos. Calcúlese que le costó cinco mil pesos y en premios le reportó $72,450.  Y para los seguidores «a muerte» -para el mismísimo Gardel, seguro depositante en la ventanilla de su crédito- fue un rincón solo, toda vez que Lunático pago en total (se cuentan las tres veces que corrió en yunta con el ganador) $110.95, lo que dividido por las 36 veces que compitió, arroja un sport promedio de $ 3.08. O sea una ganancia “limpita” de  $1.08 por cada dos apostados.

¡Carlitos! ¡Lunático fue el mejor de los negocios de tu vida!”

Lunático en Maroñas

Menos conocida que esa historia tan bien relatada en Clarín, es la de las presentaciones de Lunático en Maroñas.

Gardel, Maschio y Leguisamo gustaban de veranear en Montevideo, donde el compositor tenía una amplia residencia a pocos metros de la playa Malvín, en la calle Colombes, identificada con el nombre “Yerua”, el  mismo que el stud del dueño de casa, cuyos colores lució Lunático en el Hipódromo de Maroñas. En Enero de 1926  el trío marchó a Montevideo, con Lunático incluido.

El hijo de Saint Emilion se alojó en la caballeriza del cuidador José Riestra, que lo auspició en tres presentaciones.

El 17 de enero, entro 6º en el premio Baba, el 31 del  mismo mes, ganó el premio Bolskeviki, 1400 mts en 1.25.4/5- pagando  $ 4.85 y 2.30,  y luego, el 17 de febrero, entro 2º en el Premio Solitario, detrás de Giro, del stud “El Morocho”  al que corría el célebre látigo uruguayo Pedro Moreno, ganador de seis estadísticas corridas de 1921 a 1926. En las tres oportunidades Lunático fue conducido por Olegario Ruiz, excelente jinete ganador de la estadística maroñense de 1927.

En el año 1929, Lunático, ya con 7 años, corrió otras tres carreras en Maroñas. El 13 de enero entro por la noche callada en el Benito Villanueva; una semana después, el 20, entro 6º en el Pr. Turismo. En ambas oportunidades fue corrido por J. Montero.

La última presentación en Maroñas fue el 17 de febrero, con la monta de M. Altamiranda. Entró 6º en el Premio Compañía Argentina de Navegación, premio que homenajeaba a la empresa naviera que alistaba los vapores que hacían la carrera entre Montevideo y Buenos Aires.

Tampoco es muy conocido el tercer viaje de Lunático al Uruguay. Fue en octubre de 1933, ya retirado, con destino a un haras en Soriano, donde murió varios años después. 

Las performances de Lunático

Lunático corrió 36 carreras en Palermo y 6 en Maroñas gano 11 carreras en la pista y, a los efectos del sport, otras tres en yunta con el ganador.

 

Año 1925

PALERMO

26/4.-Debut Pr.Fantasio Con Leguisamo (54). 3º de Le Coeur del stud “El mago”.1.200 mts en 1.13”. Pista Liviana. Corrieron 13.

21/5.  Premio Serio. Con I. Leguisamo (54).  1º. s/Caracú . 1.500 mts en 1.33.4/5. Dividendos $2.65 y $2.15.  Corrieron 6.

11/6.- Pr. Tesón.  Con  Leguisamo (52). 2do. a ½ pzo. de Tagore (55). 1.500 en 1.31.4/5. Pista liviana. Corrieron 3.

14/6-Pr. Clásico Montevideo. Con Leguisamo (54) 3ro. a 3 1/4cpos de Tagore (54). Pista liviana. Corrieron 6.

 

Año 1926

MAROÑAS- Uruguay

Cuidador. José Riestra. –

17/1.- Pr. Baba. Con O. Ruiz. 6º.

31/1.- Pr. BOLSKEVIKI Con Olegario Ruiz, 1ro. 1.4OO mts. l.25.3/5. Dividendos $4.85 y $2.30    (Gardel en España)

17/2.- Pr. Solitario 2do.con O. Ruiz. (Ganó Giro con P. Moreno de la Caballeriza «EL MOROCHO

 

PALERMO » Argentino

2/5.- P. Bigornia 3ro. – Con I. Leguisamo

23/5.- Pr. One Step 1ro. con I. Leguisamo. 1.800 mts.1.51.3/5; Dividendo $8. 65 y 4.20

6/6 Pr. Frayle Muerto lro. con I. Leguisamo 2.800 mts.2.59.-  Dividendos $ 6.95 y $4.15

20/6.- Pr. Serio. 1ro. con I. Leguisamo. 3.000 mts 3.09.1/2. Dividendos $ 4.75 y $ 2.90

18/7.- Pr. Anatema. -lro. con I. Leguisamo 2.800 mts. 2.58. Dividendo $ 4.85 y  $ 3.55

1/8.- Pr. Malzeta. 2do.oon I.Legu1samo.

30/8.- Pr.Clásico Juan S. Baucon.6to.con F.T.Rodriguez;(ganó Hermes con I.Leguisamo en yunta con Lunático)

3 10.-Pr. Hermes .2ºcon I. Legusamo.

17/10.- Pr. Macón. lro. I. Leguisamo. 2.800 mts. 2.56.3/5 Dividendos $ 3.65 y $ 2.70

31/10.- Pr.Camban.4to.con Juan Canal (ganó Hermes con I. Leguisamo en yunta con Lunático.

ll/ll. – Pr. Macón. 4to. Con I. Leguisamo.

 

 Año 1927

PALERMO  Argentina

20/2.- Pr. RAYO VERDE. 1ro. Con I. Leguisamo 1.800 2.54.1/5 Div 31.70 y 10.65

13/3.- Pr. E. Machaco 3ro. Con I. Leguisamo

20/3.- Pr. Pethy 5to. Con I. Leguisamo

16/4  Pr. Pethy. 1ro. con  I. Leguisamo. 2800 mts.2.56. 3/5 Div.11.05 y 5.80 (Gardel en Montevideo)

24/4 Pr. Rubens 5to con I. Leguisamo

26/5.- Pr. Goldsecret- 3º. con I. Leguisamo.

5/6.- Pr. Asteroide II. 2do. con I. Leguisamo.

16/6.- Pr. BAllenero -4to. E. Ruiz

24/7/ Pr. Malzeta Lucrecia. 4to. con O. Ferragut

30/8  Pr. Clásico Juan Salvador Bacón. 3ro. Con P. Costa (Gano Sicuami con I. Leguisamo, en yunta con Lunático)

4/9.- Pr. Rubens. 3ro. con I. Leguisamo.

16/10.-Pr. Qeemao. 2do con I. Leguisamo

23/10.-Pr. Maón. 5to.con. I. Leguisamo.

20/11. Pr. Goldsecret. 1ro. con I. Leguisamo 2.500 mts 2.35.2/5 Div.9.15 y 4.80 (Gardel en España)

25/12.- Pr. Malatesta. 1ro.con I. Leguisamo 2.800 mts 2.54 2/5  (Gardel en España)

 

Año 1928

«PALERMO» Argentino

19/2 Pr. Petarade. 2do con I. Leguisamo.

 

Año 1929

MAROÑAS Uruguay

13/1.- Gr. Pr. Benito Vil1anueva. 11º. con J.Montero

20/1.- Pr. Turismo 6to. con J. Montero.

17/2.- Pr. Compañía Argentina de Navegación. 6to.con M.Altamiranda.

PALERMO

9/5.- Pr. A Reclamar. 3ro. con I. Leguisamo.

Este calendario de las actuaciones de Lunático en las pistas de Montevideo y Buenos Aires, permite terminar con otro mito gardeliano que sostiene que el Mago solo vio ganar a su pingo en tres oportunidades, porque en ocasión de los otros 8 triunfos estaba en Europa. Gardel estuvo ausente en cuatro oportunidades en las que su pingo cruzó primero la raya de sentencia. Cuando Lunático obtuvo su triunfo en Maroñas, Montevideo, el 31 de enero de 1926, Gardel estaba en España, adonde había viajado en diciembre del 15, regresando recién el 23 de marzo de ese año.

El 16 de abril de 1927, cuando Lunático gano en Palermo el premio Pethy, con  I. Leguisamo, sobre  2800 mts en 2’56” 3/5 y con los sabrosos dividendos de  $ 11.05  y $5.80 , Gardel estaba actuando en el Solís en Montevideo.

Sobre este triunfo del hijo de Saint Emilion hay una anécdota bastante difundida. Gardel estaba actuando en la función vermuth en el Solís y uno de sus amigos esperaba el resultado en el legendario Sport de la calle Policía Vieja. Cuando vino el número, el amigo corrió hasta el teatro y le comunicó alborozado el resultado: ¡Lunático a $11 por barba! El Mago, exultante y con esa sonrisa suya tan comunicativa salió al escenario hablo con los guitarristas y cantó, con más entusiasmo que nunca, “Leguisamo Solo” y lo cerró: “…y el Pulpo cruza el disco triunfal” agregando: “Lunático viejo y peludo, a $11… ¡Salvado el hombre y todos los guitarristas!”. La ovación duro varios minutos y Gardel tuvo que hacer varios bises de la canción emblemática de Papayero. 

A fines de ese mismo año, el 20 de noviembre de 1927, cuando Lunático ganó en Palermo el Pr. Goldsecret.  (con Legui, sobre 2.500 mts en 2’35” 2/5, a $9.15 y $4.80, por barba) Carlos Gardel estaba en España, a donde había viajado el 26 de octubre en el Conte Verde, con sus guitarristas Barbieri y Ricardo) regresando en el Conte Rosso, el 14 de junio de 1928. De acuerdo con este dato, también estaba ausente el día de Navidad de 1927, cuando Lunático, con el Pulpo,  ganaba en Palermo en 2.800 mts en el premio Malatesta, en 2’54” 2/5, abonando $6.95 “per capita”.

Por supuesto que Gardel no era ajeno a esos triunfos. Los seguía a la distancia, apasionadamente, vía telegráfica, por la que pasaba sus boletos, ya que difícilmente encontrara un “arbolito” que bancara en aquellas latitudes. 

Cuando Gardel estaba de viaje, reflejaba su pasión burrera en la correspondencia que mantenía con sus amigos y con  representante Armando Defino. Así en una de las cartas, la del 23 de abril de 1934, se preocupa por su potrillo Explotó, pronto ya para correr.

“Mandame decir detalladamente cuando empieza la alegría. Me avisarás cuando lo anotan, y el día que corra la carrera, y la hora para palpitarla desde aquí con la barra de secos que me rodea. Decile a Francisco que haremos aquí la misma fuerza que si estuviéramos allí. ¡Francisco viejo y peludo! ¡Leguisamo solo!…” 

Cuando ya conocía la fecha de la carrera, el tráfico interoceánico de mensajes con las  instrucciones de Carlitos, se intensificaba. Aquí reproducimos algunos de ellos sobre el mismo caballo:

All America Cables – 12 Agosto 1934 – New York

Sr. Armando Defino: Mañana giro. Jugale quinientos boletos por mitades. Arreglaré gastos. Ganara o perdiera telegrafiá enseguida. Muy contento. Saludame Francisco y Mono. Cariños. Hacé fuerza. CARLOS

All America Cables – 13 Agosto 1934 – New York  

Sr. Armando Defino: Salió giro. Si hace falta dinero jugada avisame. Estrénose película aquí. Gran éxito. Llenazos. Castellanos sale el 18. CARLOS             

All America Cables – 15 Agosto 1934 – New York

Sr. Armando Defino: Contentísimo resultado. Felicitalo Francisco. Lamento de alma accidente Legui. Cariños. CARLOS.

Como cierre de este capítulo, digamos que Lunático después de ser retirado de pistas, vino al Uruguay, en 1933, como consta en los archivos del Studbook de Argentina y de Uruguay, debidamente documentado.

Aquí fue regalado por Leguisamo, por encargo de Gardel, a un hacendado del departamento de Río Negro,  donde se lo dedicó a la procreación. No hay mayores referencias a su descendencia, señalándose solo que un hijo suyo, Gaucho Pobre, ganó el premio principal del Hipódromo Las Piedras, denominado “José Gervasio Artigas”, héroe de la nacionalidad oriental que justamente en ese paraje ganó la batalla del mismo nombre, el 18 de mayo de 1911, decisiva en la independencia de las naciones rioplatenses, ya que fue la primera de las armas criollas frente a las españolas.

Irónicamente, este hecho es resaltado por los burreros que dicen que el único que ganó en Las Piedras, fue Artigas, y fue a varios kilómetros del hipódromo.

Lunático murió en 1938.

Este capítulo sobre Gardel y Lunático esta extraido del libro del Sr. Romeo Otero Bosque «Preparate pa’l domingo», un libro ya en la editorial que pretende modestamente historiar las grandes emociones de las carreras de caballos a través de los tangos, ya que ambas fueron dos grandes pasiones de los pueblos rioplatenses. El capítulo tiene algunos pasajes realmente novedosos, como el tango que Gardel cantaba en lo de Maschio, o los datos muy precisos sobre la aficion burrera de Gardel, que es una de las claves menos exploradas pero más fuertes de su personalidad.

Sr Romeo Otero  para Fundación internacional Carlos Gardel