Fundación Internacional
Carlos Gardel

 

El conjunto de rasgos propios de un individuo o de una colectividad que los caracterizan frente a los demás es la conciencia que una persona tiene expresiones de ser ella misma y distinta de las demás. La identidad de una comunidad se manifiesta en su historia, sus tradiciones, sus artísticas y su cultura. Carlos Gardel fue el artífice de gestar en la incipiente Argentina del siglo XX, una parte importante de esta conciencia, y pudo trasmitir a todo un pueblo el orgullo de su identidad y su historia.

Presentación

La fundación Internacional Carlos Gardel ha sido creada con el objetivo de mantener vigente el legado y la figura de Carlos Gardel, brindando a las actuales y futuras generaciones un mayor conocimiento de quien fuera el gran ícono de la cultura popular del siglo XX y cuya obra fuera incorporada al “Programa Memoria del Mundo” por la Unesco en el año 2003, dándole así reconocimiento universal a su voz.

La Fundación Internacional Carlos Gardel, como continuadora legal de los herederos del artista, ha sido constituida para preservar el espíritu de su legado y para difundir la totalidad su obra como un sello oficial y garantía de calidad. Para ello la Fundación resguarda un importante acervo documental, fotográfico, fílmico y discográfico que, a través de nuevas tecnologías, está remasterizando y reeditando para ponerlo a disposición de todo el mundo. Nuestra misión es despertar en las actuales y futuras generaciones el sentido de identidad nacional y el amor por nuestra herencia cultural a través de la figura de Carlos Gardel. Nuestra visión es el resguardo del futuro de nuestra sociedad a través del resguardo y la difusión de la historia e identidad del pueblo argentino.

La Herencia y sus sucesiones

Hasta la fecha, la historia de Carlos Gardel, así como su legado artístico, fue pasando a través de varias generaciones, sustentado en un fuerte sentido de identidad porteña y con una proyección internacional alcanzada por muy pocos de sus contemporáneos; pero existe una sucesión, hereditaria que pasamos a explicar: Carlos Gardel, deja bajo testamento del 7 de noviembre de 1933, a su madre Berthe Gardes, como heredera universal de todos sus bienes y derechos. Mediante testamento de fecha 2 de julio de 1942, Berthe Gardes nombra único y universal heredero de los bienes heredados de Carlos Gardel a Armando Vicente De Fino. Mediante testamento de fecha 7 de febrero de 1960, Armando De Fino, nombra como única y universal heredera a su esposa Adela Blasco de De Fino de todos sus bienes y derechos, aclarando que en caso de que ésta falleciera primero o en caso de muerte simultánea, luego de legar ciertas propiedades a su sobrino, y en el remanente de bienes nombra como única y universal heredera a Nuria Eulalia de Fortuny de Cortada (a quien nombra como “nuestra hija en el afecto”), pidiendo a la misma que “…siga atendiendo como lo hemos hecho siempre mi esposa y yo, el monumento y la bóveda en Chacarita, donde reposan los restos de mi querido e inolvidable Carlos Gardel y los de su señora madre Berthe Gardes”.

Con fecha 27 de octubre de 2000, mediante cesión de derechos, la señora Nuria Eulalia de Fortuny de Cortada, dona gratuitamente a sus hijas Nuria Eulalia Andrea Cortada de Fortuny y María Ana Inés Cortada de Fortuny todos los derechos de propiedad y las acciones inherentes a esos derechos respecto de todas las cosas y bienes y objetos materiales o inmateriales que pertenecieron en vida a Carlos Gardel, a su madre Doña Berthe Gardes y a los sucesores de ésta Armando Vicente De Fino y doña Adela Blasco de quien la cedente es la única y universal heredera.

Mediante cesión de derechos de fecha 17 de Agosto de 2018, las señoras Nuria Eulalia Andrea Cortada de Fortuny y María Ana Inés Cortada de Fortuny, ceden, en forma gratuita, todos los derechos de propiedad y las acciones inherentes a esos derechos respecto de todas las cosas y bienes y objetos materiales o inmateriales que pertenecieron en vida a Carlos Gardel, a su madre Doña Berthe Gardes, a Armando Vicente De Fino y a los sucesores de ésta a Walter Nelson Santoro, presidente de la Fundación Internacional Carlos Gardel, con el compromiso de custodiar y revalorizar su memoria y su legado de Carlos Gardel para las futuras generaciones. En cumplimiento de ese compromiso se crea a tales fines la Fundación Internacional Carlos Gardel, dando comienzo de esta manera a una nueva historia.

MIEMBROS
Walter Santoro
Walter Santoro
Presidente
Gustavo R Segu
Dr. Gustavo R. Segu
Secretario
Juan J Fenoglio
Dr. Juan J. Fenoglio
Tesorero
COMISIONES
Edith Beraldi
Edith Beraldi
Comisión Mausoleo
Damián Herrera Siegel
Damián Herrera Siegel
Comisión Producción de Contenidos

Presentación breve historia

Carlos Gardel es parte activa de nuestra vida en forma consciente e inconsciente: cualquiera puede reconocer la frase o muletilla “soy Gardel o sos Gardel” o “anda a cantarle a Gardel” y desconocer la historia de este excepcional artista y su contribución a la historia cultural de nuestro país.

Nadie puede negar la relación de Buenos Aires, el tango y Gardel. Menos aún desconocer que cualquiera que piense en viajar a Buenos Aires o a la Argentina irá a ver bailar tango, visitará el museo del tango o la casa y la tumba de aquella persona que instauró el tango en el mundo y, por consiguiente, nuestra cultura.

Desde comienzos del siglo XX el jovencísimo Carlitos fue cultivando un repertorio original de canciones criollas, la mayoría nacidas de su inspiración. Se dio a conocer por la zona del Abasto y gracias a su talento natural, sumado a su afán por aprender y al trabajo constante, alcanzó a dominar su oficio, hasta convertirse en uno de los trovadores más importantes e innovadores de la historia de la música.

El 24 de junio falleció en la plenitud de su carrera en un accidente aéreo en Medellín, Colombia. El culto hacia su figura en vez de olvidarse cobra más fuerza con el paso de los años y hoy existen millones de admiradores de todas partes del planeta que cuidan su legado y lo traspasan a la siguiente generación.

Se han publicado libros en todos los idiomas dedicados a su arte y a su biografía, y está entre las figuras de la música popular más estudiadas. Existen alrededor de 17 millones de referencias suyas en internet. Estableció el récord jamás superado de siete películas filmadas en castellano por la industria europea y Norteamérica en una época en la que ni siquiera existían los subtítulos o el doblaje. Dejó más de mildiscos, otro récord impresionante si tenemos en cuenta lo complicado que era grabar antaño.

Cada una de esas grabaciones se consideran de culto debido a su irrepetible calidad, incluso aquellas tomas que en su día fueron descartadas por el exigente cantor. También son de culto todos sus filmes, que sirvieron de inspiración a varias generaciones de directores y actores de talla mundial.

Además de ser un enorme cantante y actor Gardel fue un compositor de primera línea. Compuso la melodía de “El día que me quieras”, considerada la mejor canción romántica de todos los tiempos cantada en español y una de las más versionadas. Composiciones como “Por una cabeza”, “Volver”, “Lejana tierra mía” y tantas otras que son de su autoría constituyen referentes universales. Introdujo técnicas de canto y de composición que son fuente infinita de inspiración para millones de cantantes, algunos de gran relevancia como Bing Crosby, Frank Sinatra, Enrique Carreras, Joan Manuel Serrat y muchos más.

En 2003 la UNESCO declaró la figura de Gardel, y toda su obra, como Patrimonio Cultural de la Humanidad.

La importancia de Gardel en la cultura Argentina

En los albores del siglo XX la Argentina era conocida como “el granero del mundo” debido a su enorme caudal de exportaciones agrícolas. Culturalmente hablando, no había ninguna referencia concreta sobre nuestro país. No existían artistas populares que se destacaran en el exterior. Si bien había músicos y cantantes argentinos deambulando por España y Francia desde la década de 1920 ninguno de ellos logró trascender mucho más allá de los locales en donde se presentaban. Hasta que llegó Carlos Gardel. En septiembre de 1928 debutó en París con un éxito inmediato y arrollador. París era en ese entonces la ciudad de moda y allí se daban cita las personalidades más importantes del mundo que poblaban las mesas de los locales nocturnos para ver los artistas que se presentaban. La voz y el encanto magnético de Gardel cautivaba al público que cada noche agotaba las entradas para escuchar a ese cantor argentino.

Fue amigo de Charles Chaplin, Luciene Boyer, la Mistinguett y Maurice Chevalier. Todos alababan su arte y por ello se convirtió rápidamente en el argentino más famoso en Francia. Gracias a su carisma y profesionalismo fue difundida la música popular argentina y con ella nuestra propia cultura e identidad.
Gardel se transformó, como dijo alguna vez el periodista Roberto Casinelli, en “nuestro mejor embajador a nivel mundial”.

En 1933 Gardel viajó a Nueva York con el propósito de seguir filmando películas. Paramount se interesó en nuestro cantor y finalmente logró que firmara un contrato para la realización de dos películas con opción a cuatro más, negociando una participación en las ganancias de las exhibiciones, algo que nunca antes había sido concedido a un cantante. Con este contrato se convirtió en el artista extranjero mejor pago de ese momento. Las cuatro películas que llegó a filmar en Nueva York tuvieron un éxito impresionante en todos los lugares de EE.UU., Europa y Latinoamérica.

El fervor era tal que el público que colmaba las funciones obligaba en muchos casos a retroceder la cinta para volver a escucharlo cantar. Eddie Cantor, Bing Crosby y Al Johson, los tres más importantes cantantes norteamericanos de esa época, tuvieron palabras elogiosas sobre su canto e interpretación.

Gardel fue el artista más importante que tuvo y sigue teniendo la Argentina. Hay un antes y un después de él, ya que fue el primero que llevó nuestra música, identidad y cultura a todo el mundo. Después de su trágica muerte en Medellín todos desearon ser Gardel porque él fue quien marcó el camino a seguir.

Hoy en las calles se sigue escuchando “¿Quién te creés que sos, Gardel? como un modo de simbolizar aquello que es inalcanzable. O “Sos Gardel” mostrando el éxito de una persona.