1915 Primeras giras internacionales

Después del paso del dúo por importantes teatros capitalinos, se concreta su debut en Montevideo con un éxito arrollador. Realizan su primer viaje al exterior, visitando Brasil con la “Compañía Dramática Rioplatense”. La cantidad de presentaciones realizadas dan la pauta del éxito obtenido. Culminan el año en Buenos Aires con excelente acogida del público, pero un penoso incidente en el Palais de Glace, hace que el cantor termine el año con una bala en el cuerpo.

El jueves 7 de enero de 1915, la Compañía de Angelina Pagano y el actor español Salvador Rosich, con los primeros actores Roberto Casaux y Francisco Ducasse, organizaron en el Teatro Apolo una función en honor y beneficio del “Terceto Nacional” Gardel-Razzano y el celebrado concertista de guitarra Sr. Emilio Bo. El guitarrista uruguayo le había sido presentado a Gardel por el Dr. Pedro Baldasarre en 1902. Se representó en escena la obra “Las curas milagrosas”, comedia en tres actos de Diego Ortiz Grognet con la dirección de Joaquín de Vedia.

El 6 de febrero, por la noche, en el Teatro Marconi, ubicado en Rivadavia 2330, se llevó a cabo una función a beneficio de José Brieba, director de la Compañía que actuó por entonces en la mencionada sala. Se puso en escena “Las hijas de don Pietro” comedia de Martín Ignacio Reynoso. En la segunda parte fue representado “Mi triste vagabunda”, drama en un acto, de Alejandro Gancedo hijo. Intervinieron además la tonadillera Cortez, el acróbata Alsy, con el par Gardel-Razzano en los entreactos.

Desde esta fecha y hasta comienzos de mayo dejó de haber actuaciones durante casi tres meses. Falta publicidad o constancia de recitales en otro lugar. José Razzano habló de una invitación para actuar en Rosario sin mencionar la fecha: “De la noche a la mañana la empresa del cine retiró nuestros nombres de los programas y nos encontramos en Rosario a la ventura, en lamentable situación, con unos pocos centavitos que no alcanzaban ni para pagar un cuarto del más modesto hospedaje. Nuestro salvador fue Carlos Morganti el buen actor y amigo. Él nos llevó al altillito que ocupaba en los fondos de una casa de vecindad rosarina, y en su pequeña cama de hierro dormimos los tres, con los cuerpos atravesados”. Lo más probable es que se estuviera refiriendo a las actuaciones del 1914.

Es a partir del 3 de mayo de 1915 que constan nuevas presentaciones. Fueron en el Teatro Moderno durante una función especial en honor y a beneficio del empresario José Messutti. Actuaron la Compañía Italiana de Gaetano Cavalli, con el broche de Gardel-Razzano.

El 14 de mayo, en el Cabaret L’Abbaye, de Esmeralda 532, ofrecen un programa especial dedicado a la moda. Actuaron: Roberto Firpo con su orquesta (número estable); “La Gazelle” más Gardel-Razzano.

El 16 de mayo dan un recital gratuito en una cena-banquete organizada en el stud “Los Rosales”, propiedad de don Ángel Carlos Rabuffetti, quien, en plan de retribución, al domingo siguiente en beneficio de los cantores —sabiendo que estos eran muy aficionados a las carreras— apostaría 100 pesos a una “fija”.

El día señalado todos asistieron temprano al hipódromo de Palermo. La apuesta era por la potranca La Ñata, que corría en el Clásico Vicente Casares (ex Hipódromo Argentino) sobre 2.500 metros, montada por Francisco Arcuri (apodado “Pancho Galera”). La Ñata sale primera y se pagan $ 12,80 por boleto. Los cantores embolsaron $ 1.280. Al regresar Carlos a la tribuna luego de cobrar, se le acercó un amigo y le dijo por lo bajo: “Mirá Carlos, Arcuri me confesó que piensa ganar con Packoy en este Clásico Raúl Chevalier, que se corre ahora en la sexta”. Le costó poco convencer a Razzano para que apostase $ 250 a ganador. Arcuri llevó a su pingo a la victoria de nuevo: 1º Packoy a $ 21,70 por barba y los amigos se embolsan $ 5.425 adicionales. Pero quedaba la última de la tarde, con Vicente “Tapón” Fernández (que luego cuidaría los potrillos de Julio De Caro, en 1922). Deciden apostarle $ 300 y Tapón, con la potranca “Insanía” ganó bien a $ 7,20. Otra vez a cobrar. Así que Gardel, eufórico propuso a su camarada: “Bueno, viejo, yo conduje el escolazo (juego), ahora te toca a vos. Organizá la farra (fiesta). Proa al centro, que la noche porteña es de estos dos torencas (cantores)… ¡Y Arcuri es nuestro invitado!”.

A pesar que la pareja musical cosechaba múltiples éxitos y su popularidad iba en ascenso, Gardel se veía impedido de grabar nuevos discos debido a una cláusula que firmó con don José Tagini, para el sello Columbia. En el punto segundo de dicho contrato se especificaba que: “El Señor Carlos Gardel se compromete a que no actuará ni cantará en su propio nombre ni con el nombre de otro para uso de otras compañías de fonógrafos éstas mismas composiciones literarias o musicales durante el término de 5 años contando desde la fecha de este contrato [2 de abril de 1912]”. En el punto tercero se aclaraba que el cantor cedía todos los derechos de explotación.

La cláusula 2º se refería a la prohibición de volver a grabar las mismas canciones, pero en realidad nada le impedía registrar canciones diferentes. Quizás fuera exceso de precaución, lo cierto es que recién volvería a entrar a un estudio de grabación justo cinco años después, en abril de 1917.

Gardel era amigo del uruguayo Ulises Favaro, que asumió como director del Teatro Apolo en 1904. En el invierno de 1915 lo llamó Visconti Romano, ex barítono que había adquirido el Teatro Royal de Montevideo. Le pidió actores para llevarlos a actuar en su sala y Favaro recomendó al Dúo Gardel-Razzano.

Esa misma noche Visconti Romano envió a un representante, el empresario Manuel Barca, para que llegue a un arreglo. Se reunió con ellos en un café cercano al Teatro Nacional. El primero en aparecer fue Razzano. Oyó el ofrecimiento de Barca pero le temía al público uruguayo, al que consideraba muy exigente (recordemos que ya había pasado una mala experiencia junto a Casaux, cuando eran adolescentes). “En eso llega Gardel: es un mozo gordo, redondo. El sobretodito marrón, pespunteado, le llega apenas hasta la rodilla; era la moda; gacho blando, con el ala caída sobre un ojo; bufanda rayada blanco y negro. Todo él irradiaba simpatía. Enterado de la proposición, se muestra lo mismo que su socio, incrédulo al principio. Escucha con atención, pero es mucho su temor al fracaso. Lo confiesa resuelta, seriamente:
—¿Al menos tendremos para volver a Buenos Aires?
Es una frase histórica: pensaba si conseguirían para el pasaje en aquel tiempo, que costaba tres pesos ida y vuelta, con derecho a cena y desayuno. Había gente que hacía el viaje nada más que por comer. Sin embargo estos muchachos se inquietaban ante la incertidumbre. Es que una experiencia muy dura pesaba sobre ellos. Y Barca, que también había sido educado en la rigurosa escuela de la calle, lo entendió enseguida.
—¿Cuánto quieren ganar? —les pregunta.
Los hombres se miran entre ellos, meditan un instante, al cabo del cual se expide Razzano:
—Con franqueza, dígame: ¿cincuenta pesos por día es mucho pedir? Se trataba de pesos argentinos. [Más o menos había calculado un promedio entre los 70 pesos que les pagaban en el Armenonville y los 20 pesos que recibían por los bolos del Teatro Nacional.]
—¡Ustedes no saben lo que valen! —contesta Barca sinceramente conmovido. Y el trato quedó cerrado”. (“Ese mundo del Bajo”, Julio C. Puppo, 1966.)

La noche del 16 de junio, Carlos Gardel y José Razzano zarparon en el Vapor de la Carrera rumbo a Montevideo para actuar en el Royal a razón de 20 pesos oro por día o 50 pesos argentinos. Los acompañó Favaro para animarlos en esta primera exhibición internacional.

La mañana del jueves 17 de junio, en la capital charrúa los esperaba una pertinaz tormenta. Los historiadores Américo Zaffaroni y Agustín Pucciano nos pintan el panorama: “El empresario Manuel Barca, gracias a cuyas gestiones llegaban los artistas a esta tierra de promisión, fue el único amigo que los esperaba a la llegada, debiendo pasar las de Caín para cobijarse los tres debajo de un solo paraguas, debido a la persistente llovizna que cada vez arreciaba más”.

Los llevó a desayunar al Café Bon Marché, en Florida y Soriano, allí los esperaban un fotógrafo del diario “La Razón” y el periodista Vicente Salaberry. Por la noche se publicará un extenso reportaje acompañado de una foto de los cantores protegidos bajo un paraguas enorme. Sus caras reflejaban cierta perplejidad.

En la nota Razzano hizo hincapié en que son trovadores con alma de fogón y campo, a pesar de vestir de etiqueta: “El pueblo es triste. Su alma son las canciones. Nosotros interpretamos el sentimiento popular; hemos llevado al salón y al teatro algo muy nuestro. Nos vestimos de smoking. Pero nuestro corazón se conserva todavía primitivo. De ahí nuestro triunfo”. Cantaban así de elegantes desde 1913, por lo menos. Una prueba más que el riguroso smoking para cantar es previo a la aparición de los cantores de tangos.

Tras finalizar el reportaje y desayunar se pusieron en marcha rumbo a su hospedaje. En el camino descubrieron con asombro que las calles estaban empapeladas con afiches anunciándolos con sus retratos de semi perfil, mirando hacia el lado izquierdo del encuadre. El texto escueto sentenciaba: “Teatro Royal. Viernes 18. Importante debut dúo nacional Gardel-Razzano. Estilos. Cifras”.

“Che, Barca: ¡van a creer que soy un Caruso!” comentó Carlitos, en tono entre amigable y asustado.

Los alojaron en el Hotel Barcelona, con vistas a la Plaza Independencia y cercano al Teatro Royal. Allí fueron presentados al empresario Visconti Romano.

Entre las 18:30 y 20:30 dieron una exhibición en privado en la que también estuvieron presentes el jefe de Policía de Montevideo, Virgilio Sampognaro, el Oficial Primero de la Jefatura, Antonio Sanguinetti, los críticos teatrales Cyro Scosería, Eduardo Dualde, Ulises Favaro, Ángel Méndez y Julián Nogueira, el doctor José María Penco y el historiador Enrique M. Antuña. También conocieron a dos personajes que luego serían claves en la barra de amigos orientales: José Pedro Blixen Ramírez (alias Bebón), autor y crítico teatral y Roberto Aubriot Barboza (alias El Gordo), periodista y compositor de “As de cartón”, “Isla de Flores” y otros tangos que el Zorzal inmortalizaría más adelante.

El debut oficial del dúo en Uruguay se produjo a las 21 del viernes 18, en el “Royal”, teatro de variedades popularmente conocido como “El Tambo”, ubicado en calle Bartolomé Mitre, entre Buenos Aires y Reconquista. La publicidad dio sus frutos y las localidades estaban agotadas. Empezaron el show cantando con su pulida combinación vocal “La Pastora”, de Saúl Salinas; siguió Razzano con la media cifra “Pavadas”, con letra de Alberto Aureliano Novión; luego solo Gardel con la canción “El pangaré” de Alcides de María (“Calisto el Ñato”). A cada nueva interpretación el vitoreo del público iba en aumento.

Se hizo la una y pico de la madrugada y la gente seguía sin abandonar las butacas y continuaban aplaudiendo y pidiendo que los juglares subieran al tablado a saludar. Gardel y Razzano lloraban en los camerinos, conmovidos.

Con igual éxito prosiguieron las funciones subsiguientes: el 24 de junio “El Tiempo” ilustró: “Indudablemente el número de mayor importancia que obsérvase en el cartel del teatro de Visconti, es el constituido por los jóvenes compatriotas Gardel y Razzano, pareja que ejecuta muy acertadamente nuestros cantos criollos”.

El boxeo fue un deporte que siempre cautivó a Gardel y que incluso practicó en su juventud. El programa del “Royal Theatre” anunciaba para el domingo 20 de junio por la tarde el “Sensacional encuentro de Box entre el campeón chileno Aníbal Parada, con el campeón uruguayo Angelito Rodríguez”. Los precios variaban entre $ 2,50 y $ 0,10. Por la noche, “soberbio Debut: Gardel-Razzano. Estilos, cifras, tonadas. Dúo Criollo. Dúo Nacional”. Gardel presenció el encuentro pugilístico y se hizo amigo de Ángel, convirtiéndose desde entonces en espectador de varios de sus combates.

El diario “El Día” de Montevideo, en su edición del 2 de julio, testimonió: “La fuerza evidente que ejerce este número (…) reside ante todo en esas cualidades esenciales que mueven el ánimo de lo popular y que encierran el germen de la obra bella, pero también es fácil comprobar que otros factores exclusivamente personales de los Gardel-Razzano determinan la complacencia del público y el respeto con que son escuchados… Estos factores son singularmente la habilidad puesta de manifiesto en el acompañamiento de las guitarras, la entonación y justeza de los cantantes, la delicadeza de la emisión vocal, la intensidad expresiva en algunos detalles de dicción y hasta el contraste entre una voz llena de matices para la expresión (Gardel) y otra absolutamente blanca (Razzano) hecha como para dar únicamente la línea melódica de lo cantado”.

El triunfo rotundo logrado en el Teatro Royal llegó a ser tan grande que de forma inmediata otras salas se comenzaron a disputar su contratación. Las presentaciones del “Royal” culminaron el viernes 9 de julio.

Ese mismo día, en el Club Argentino de Montevideo, se realizó un acto en el que participó la yunta Gardel-Razzano, al conmemorarse el 99º aniversario de la declaración de independencia argentina. Días después, las estrellas recibieron la siguiente carta: “Montevideo, 12 de julio de 1915. Señores Gardel-Razzano. Presente: La Comisión Directiva del Club Argentino, que presido, me encarga manifestar a Uds., sus más expresivas gracias por el concurso que prestaron a nuestra institución con motivo del aniversario de la Jura de la Constitución de Tucumán [sic]. Para mí es particularmente grato cumplir este deber, pues la presencia de Uds. en aquella fiesta, contribuyó a su mayor brillo, con sus novedosas canciones, en las que se palpa el talento criollo, y la armonía del dúo de acompañamiento y voz que denota labor y buen gusto. Quieran Uds. aceptar, con mi agradecimiento, los sentimientos de aprecio y alta estima de su muy atento y S. S”. Firma: Carlos More Franco. Presidente.

Desde el jueves 15 de julio y hasta el jueves 22, se presentaron en el escenario del Teatro “18 de Julio” durante los entreactos de Compañía encabezada por Enrique Arellano y Ángela Tesada. Las obras representadas fueron “El asno de Burilán” comedia del francés Des Fleurs et Caillavent; “Tipo… gráfico”, pasillo cómico en un acto de Faustino Teysera; “La ronda del mal” comedia de Roberto Lino Cayol; “Los chúcaros” de Alberto Novión, estrenada por los Podestá en Buenos Aires y “La vuelta de Braulio” drama en tres actos de Julio Sánchez Gardel, y “La dote” de Alfredo Duhau. Durante el estreno de esta última, Duhau contactó con Gardel y Razzano para transmitirles que el proyecto de presentarse en Brasil se había confirmado para mediados de agosto, noticia que reciben con alborozo.

El diario “El Plata” el 16 de julio justificaba que las canciones de “los Gardell [sic] Razzano fueron entusiastamente aplaudidas y el gusto y el arte de que ambos cantores están dotados se premió pródigamente”.

El 27 de julio, el equipo Gardel-Razzano se presentó en el escenario del Teatro Politeama de Montevideo con motivo de la organización de un festival dedicado a la “Sociedad Criolla”. Intervinieron además los payadores Juan Medina hijo y José “Pepo” Mayuri.

Mientras tanto, en la ciudad de Buenos Aires, el periódico “La Razón” del 21 de julio, anunciaba que: “Debido a las gestiones del Dr. Andrés De Marchi y del señor Benjamín Bertoli Garay, con la cooperación del poeta brasileño Coelho Netto, el Prefecto Municipal Dr. Rivadavia Correia, ha resuelto conceder el Teatro Municipal para que en él actúe una Compañía Argentina que deberá visitar aquella ciudad y San Pablo a fines de agosto próximo”. Ya desde febrero de 1913 a propuesta del embajador argentino Lucas Ayarragaray Viera, se venía hablando con el poeta Coelho Netto, el ministro de Exterior Ernesto Bosch, el mariscal Hermes da Fonseca y otras autoridades políticas y artísticas con la idea de establecer un intercambio cultural entre Argentina y Brasil.

Santiago Fontanilla y Pascual Carcavallo, empresario y secretario respectivamente del Teatro Nacional porteño, le encargaron al comediógrafo Alfredo Duhau que creara, organizara y dirigiera un nuevo conjunto al cual llevar al país vecino.

A comienzos de agosto Duhau ya había constituido la embajada artística, encabezada por cuatro matrimonios de actores: Ángela Tesada y Enrique Arellano; Camila y Héctor Quiroga; Matilde Rivera y Enrique De Rosas; Rosa Catá y Alberto Drames. La completaban: A. da Cámara (Ada Cornaro), Livia Zapata, Julia Parra, María Cambre, Elvira González, Juana Zapata, Elías Alippi, Francisco “Pancho” Aranaz, José Casamayor, Dalmacio Casals, Alberto Oranis, José Próspero Casamayor, Julio Ferreyra, Roberto Longo, Rafael Parra y Augusto Zamá. Como ya hemos visto, también Gardel y Razzano habían comprometido su presencia. El grupo quedó así conformado por artistas argentinos y uruguayos, por lo que se lo bautiza con el nombre de “Compañía Dramática Rioplatense”.

El 9 de agosto, los medios de Río de Janeiro “O Paiz” y “Gazeta de Noticias”, entre otros, confirman que junto con la Compañía Dramática Rioplatense viajarán “dos verdaderos artistas del ‘falkeloro’ [sic] argentino, cantores regionales que, durante los entreactos, darán a conocer al público fluminense las principales modalidades de la música popular de las Repúblicas Argentina y uruguaya. Son los señores Gardel y Razzano. La compañía argentina embarcará con destino a Santos el próximo martes y, para que la Compañía Lírica realice su temporada en el Municipal, hará primero una serie de espectáculos en la capital paulista, trasladándose más tarde a esta ciudad. La compañía debutará en la segunda quincena de septiembre. Oportunamente, el Sr. Carcavallo, administrador de la empresa Fontanilla, informará fecha y lugar de venta de entradas, dando a conocer la lista de familias que ya reservaron sus localidades, lista que por sí sola significa la más alta expresión de nuestro mundo social”.

Aquel día el “Correio Paulistano” anunciaba: “La Compañía Dramática Rioplatense (…) traerá en breve a esta capital en una visita de confraternización intelectual con Brasil (…). En su repertorio figuran las mejores piezas de autores argentinos, brasileños y orientales. Además de eso, contaremos con canciones regionales argentinas por los cantores Gardel y Razzano, con acompañamiento de guitarra. Ya está abierta la secretaría del Teatro Municipal, de 10 a 17 horas para adquirir las entradas para los diez recitales que se van a realizar en este teatro. (…) El debut de la compañía se realizará en esta última quincena de agosto, siendo de augurar una espléndida temporada dramática”.

Durante el crucero en el “Infanta Isabel”, Carlos Gardel mantuvo contacto con el gran tenor italiano Enrique Caruso quien regresaba a Europa después de haberse presentado con Titta Ruffo en el Teatro Colón de Buenos Aires y en el Solís de Montevideo. Gardel comentó así ese encuentro: “En una gira que hicimos por Brasil, conocí a Caruso. El más grande tenor de todos los tiempos me elogió mucho. No quería creer que no hubiese estudiado canto nunca. Y a toda costa quiso decirme que me fuera a Estados Unidos. “Vas a ser rey allí, ragazzo”, me decía el malogrado Caruso [fallecido en 1921]”.

En 1930 el diario “Nueva Era” de Tandil comentó la siguiente anécdota: “Pascual Carcavallo, el más popular de los empresarios argentinos fue con Gardel y Razzano en una gira por Brasil. En un teatro de Río de Janeiro [en realidad fue en el barco de ida a Brasil], Gardel cantó varias piezas. Entre la concurrencia se encontraba el gran Caruso. —¡Qué hermosa voz! —dijo— ¿Dónde aprendió música y canto? Don Pascual Carcavallo contestó: —No sabe música y aprendió solo. Es de imaginarse el estupor de Caruso. No podía creer, tan luego él que tuvo tantos años de estudio, que Gardel cantara tan bien y sin haber pasado por academia alguna”.

Francisco García Jiménez rememoraba el relato de Razzano de esta manera: “En el buque Infanta Isabel que los llevó alegres y confiados hasta San Pablo, tuvieron ellos una de las más grandes satisfacciones de su vida: tratar personalmente al gran tenor Enrico Caruso que, al escucharlos cantar, hacía expresivas manifestaciones de asombro, ganado por la emoción y la armonía con que vertían las endechas populares. Y la cosa no paraba allí, porque los cantores criollos también asombraban al formidable divo con interpretaciones fragmentarias de óperas, aprendidas desde los paraísos de los grandes coliseos porteños, donde en tiempos de dura pobreza, por pocos centavos, la afición lírica del ‘Morocho’ y el ‘Orientalito’ se daba fiestas. En ese viaje, Caruso no otorgó a los pasajeros de primerísima categoría el gusto de que lo oyeran en privado. Pero una mañana citó a Gardel y Razzano al salón del barco, donde ensayaba Ugonotti. Y allí cantó, para ellos solos, todo lo que le pidieron”.

El desembarque fue el día 20. Caruso siguió con rumbo a Europa. El 25 la embajada artística uruguayo-argentina ofreció un pre estreno a las autoridades locales, a personalidades culturales y a la prensa, en el Theatro Municipal de São Paulo. El diario “Correio Paulistano” publicó un buen resumen del significado de aquella primera exhibición, del que transcribimos parte: “La Compañía Rioplatense, que ahora nos visita desempeñando una bella tarea, como lo es la aproximación intelectual entre Argentina y Brasil, realizó anoche una representación especial, dedicada a las autoridades, a los intelectuales y a la prensa. El programa ejecutado fue de lo más atrayente. Representáronse, en primer lugar, la delicada comedia ‘El Anzuelo’ (‘O Anzol’), de Roberto Carjol, una verdadera joya del teatro nacional rioplatense, y que obtuvo el primer premio en un concurso de obras argentinas. Pertenece esta pieza al ‘criollismo’, moderna orientación que de un tiempo a esta parte tomó allí los teatros, y cuyo punto de partida, como nos cuenta Manuel Ugarte, fue una especie de pantomima trágica, extraída de una de las novelas populares de D. Eduardo Gutiérrez, y que fue representada en un circo ecuestre; intitulábase ese melodrama — ‘Juan Moreira’, y de tal forma agradó por la naturalidad de sus escenas y por la pintura o evocación más o menos completa de costumbres y personajes ‘del terruño’, que el género entró en boga y todos saludaron en Juan Moreira la posibilidad de un brillante futuro para el teatro nacional argentino”.

El 26 el teatro se abrió al público. La apertura es con “La gaucha”, costumbres campestres en un acto, de Alberto Novión, con Camila Quiroga como primera actriz. “Correio Paulistano” reportó que: “De principio a fin se apoderó del público el interés despertado por su desempeño que fue el más armónico posible. (…) No será preciso decir que todos los intérpretes merecen los más francos aplausos”. Dejó constancia que: “El público paulistano, que en número abultado concurrió al teatro, dio muestras de agrado durante todo el espectáculo, aplaudiendo frenéticamente a todos los intérpretes. La velada de ayer terminó con la parte consagrada a los cantos regionales argentinos por los cantores Gardel y Razzano que despertaron el más franco entusiasmo. Todos los cantos fueron acompañados por guitarra”.

El diario “Estado de São Paulo” comentó, refiriéndose a los ejecutantes: “La función terminó con la parte de cantos regionales por los señores Gardel y Razzano, que fueran obligados a bisar números de dolientes canciones criollas, ejecutadas con acompañamiento de guitarra”.

El 27 presentaron “Las de Barranco” de Gregorio Laferrere. Alfredo Duhau antes de comenzar el espectáculo hizo una breve presentación del autor y la obra, simple, plagada de chistes de tono colorido. Interpretaron a los personajes centrales Ada Cornaro (Carmen) y Camila Quiroga (Doña María). Todos los actores fueron muy festejados por la sala. Vuelven a cerrar Gardel y Razzano. La prensa publicó (¿Quién?): “Decididamente, estos cantos calaron en el gusto del público, pues repetidos fueron los aplausos dispensados a los cantores”.

El 28 presentan “Noche de luna”, comedia en un acto, de Julio Sánchez Gardel y “La conquista”, comedia en tres actos, de César Iglesias Paz. Otra vez los actores recibieron calurosos aplausos, sobre todo los protagonistas principales. “Correio Paulistano” comenta: “El final de la velada fue también muy interesante, pues tuvimos los cantos argentinos por Gardel y Razzano, con acompañamientos de guitarra”. Casi todas las crónicas destacaron el uso de las guitarras (violãos) durante las canciones.

El 29 dieron una matinée para niños con la comedia “Los girasoles”. Por la noche representaron “El anzuelo”, y el drama “Nuestros hijos”. La conclusión del espectáculo estuvo a cargo de Gardel-Razzano con sus canciones, que debieron bisar en más de una oportunidad.

Las actuaciones en el Teatro Municipal de São Paulo prosiguieron con la obra “Los mirasoles”. A partir del 3 de septiembre pusieron en escena “El tango en París” de García Velloso y “La dote” de Alfredo Duhau.

El día 4 de septiembre dieron una exhibición adicional en el “Conservatório Musical de São Paulo”, festejando el aniversario de “O Pirralho”, una revista literaria y política lanzada el 12 de agosto de 1911, fundada por Oswald de Andrade y Dolor de Brito con el objetivo de cuestionar y repensar el arte brasileño.

El 8 presentaron “Barranca abajo” comedia en tres actos del dramaturgo uruguayo Florencio Sánchez, el 9 en matinée hicieron la representación de “Misia Pancha, la Brava”, comedia en tres actos, de Alberto Novión. Como siempre el broche estuvo a cargo de Gardel y Razzano. Por la noche presentaron la hilarante “Locos de verano”, comedia en tres actos, de Gregorio de Laferrere, estrenada el 6 de mayo de 1905 en el Teatro Argentino, por la compañía de Gerónimo Podestá. Dedicaron una parte consagrada a los cantos regionales y al baile nacional “El cielito”, danza tradicional surgida en la época del Virreinato del Río de la Plata.

El 12 repitieron “Misia Pancha, la Brava” y “Locos de verano”. El 13 actuaron en beneficio del Sr. Pedro Mendoça, exhibiendo “Un cuento del tío Marcelo”, comedia en un acto, de Samuel José Andrés Blixen Claret, y “Fruta picada”, comedia en tres actos de García Velloso, terminando el espectáculo con los cantos regionales de nuestros protagonistas, que tanto suceso fueron alcanzando a lo largo de cada nueva presentación.

El 14 de septiembre terminan las performances en el Theatro Municipal. La Compañía Rioplatense reservó su último espectáculo para una fiesta artística en favor de Caixa Beneficiente do Conservatorio. Al final ponen en escena “M’hijo el dotor”. Por primera vez terminan el espectáculo con la danza “El pericón nacional”, a cargo de la compañía a pleno, todos vestidos con ropas tradicionales gauchas, tras las canciones de Gardel-Razzano.

El 15, antes de retirarse de São Paulo, dieron espectáculos en el Palace Theatre, cedido gratuitamente por el coronel Alberto de Andrade, a fin de dar a conocer al teatro y la música de Argentina. Tras las canciones del dúo, por segunda vez toda la compañía cerró con “El pericón nacional”, a cargo de la compañía a pleno.

El 16 en el mismo teatro de la avenida Brigadeiro Luiz Antonio llevan a escena dos comedias: “Noche de luna”, en tres actos, de Sánchez Gardel y “Jaula de loros”, en un acto, de Roberto Cayol. Clausuran con canciones de las dos grandes figuras del canto nativo rioplatense.

El 17 presentaron “El anzuelo”, comedia en tres actos, en verso original de Eusebio Blasco, los cantos regionales por Gardel y Razzano; y telón con la comedia “Los mirasoles”.

El 18 el programa fue “Un cuento del tío Marcelo”, boceto teatral en un acto de Samuel Blixe, “Fruta picada” de García Velloso, terminando el espectáculo con los cantos folklóricos.

En el número 202 de la revista “O Pirralho”, en la página 8, del 18 de septiembre, se ve una foto del Gardel y Razzano, vestidos de smoking y se anunció la partida de la Compañía Argentina hacia Río de Janeiro: “Se despidió de nuestro público la Compañía Nacional Argentina que vino en visita, de intercambio intelectual, a Brasil. Su actuación ha dejado una grata impresión. En el caso de los artistas de valor seguro: Arellano, Tesada, Queiroga [sic], Zapata; excelentes cantantes de cantos regionales: Gardel y Rezzano [sic]; un óptimo director: el Dr. Duhau, de ‘El Diario’ de Buenos Aires; y un perfecto empresario: el incansable Sr. Fontanilla. En Río, hacia donde se dirige la compañía argentina, su éxito será sin duda completo, dado el mucho interés que se ha despertado en las ruedas intelectuales de la Capital de la República, por la troupe del vecino país”.

En Río de Janeiro, la Compañía se presentó en el Theatro Municipal a partir del 20 de septiembre con las obras costumbristas “Los Mirasoles” del argentino Julio Sánchez Gardel, y dos del uruguayo Florencio Sánchez, “Los derechos de la salud” y “M’hijo el dotor”. Con la terminación cantada por Gardel y Razzano.

El 21 presentan “Barranca abajo”, tragedia de Florencio Sánchez, y “El retrato del Pibe”, de José González Castillo, recibiendo por varias veces calurosos aplausos.

El 22 hacen “Locos de verano”, la parte cantada de Gardel-Razzano y conclusión con el baile nacional “El cielito”.

El 28 de septiembre estrenan en Brasil “La conquista”, comedia moderna en tres actos, del escritor argentino Dr. César Iglesias Paz, con Ángela Tesada en el papel principal. Le sigue “Un cuento del tío Marcelo” (anunciada por error como “tío Manolo”) comedia en un acto, del publicista oriental Samuel José Andrés Blixen Claret. Terminando con los cantos regionales de Gardel y Razzano.

El 1º de octubre en el Theatro Municipal presentan “Los Mirasoles” del comediógrafo Sánchez Gardel. “Los muertos”, drama en tres actos, de Florencio Sánchez. Pericón y canto folclórico.

El día 2 comienzan con la comedia “La conquista”. Luego baile de “El Cielito”, danza típica argentina, con toda la compañía usando trajes auténticos de la pampa. En el cierre, Gardel y Razzano presentan cantos regionales argentinos, vidalitas y lo más sorprendente y llamativo: ¡Tangos! Así lo anunciaba la publicidad contratada con el “Diario Illustrado do Rio de Janeiro”. Esto rompe el mito acerca que el dúo solo comenzó a incorporar tangos a partir de “Mi noche triste», de Samuel Castriota y Pascual Contursi, estrenado y grabado por Carlos Gardel en solitario, en 1917. No obstante, antes de ese hecho histórico para la música universal, Gardel y Razzano ya habían incorporado algún que otro tango en sus presentaciones que estaban muy lejos del estilo y las características definidos a partir de “Mi noche triste”. En 1915 es posible que “El Morocho” hubiese escogido alguna letra que pudiera ser cantada en público.

Ya en 1905 el argentino Ángel Villoldo y el músico uruguayo Enrique Saborido, habían compuesto “La morocha”, el primer tango concebido como una unidad de música y con letra adecentada. Fue grabado en 1906 por el matrimonio Gobbi. Lola Membrives lo había llevado a las tablas en 1909. Sin embargo “La morocha” era básicamente un cuplé con aire de tango. Gobbi y su esposa Flora hacía rato que grababan tangos cantados, por ejemplo, “El criollo falsificado”, de 1907, que es una parodia de “El porteñito”. Y circulaban en discos otros tangos cómicos, autoría de Ángel Villoldo. Pero desconocemos qué tangos pudieron interpretar Gardel y Razzano en aquellos recitales de Brasil.

El domingo 3 en la primera matinée presentaron a la actriz Camila Quiroga en “Los Mirasoles”. Gran intermedio con los cantos regionales argentinos con acompañamiento de guitarra por Gardel y Razzano.

El 4, siempre en el Theatro Municipal, abrieron con “El anzuelo”; como segundo número los cantos regionales argentinos de Gardel y Razzano; cerraron con la comedia “Los Mirasoles”.

El 6 de octubre presentaron la comedia “El retrato del pibe”, cantos argentinos de Gardel y Razzano, y el drama “Los muertos”.

Los trovadores patrios también participaron en una función privada en la residencia del Dr. Lucas Ayarragaray Viera, político muy culto responsable de organizar los presentes intercambios culturales.

Como vemos, la gira de la compañía y las canciones de Gardel y Razzano fueron todo un éxito en Brasil. Eso se refleja en la cantidad de las presentaciones, los elogios prodigados en la prensa, y el público enfervorizado que aplaudió todas las actuaciones y que pedía bises de las canciones, tal como dejaron atestiguado los cronistas de la época. Con esto se rompe el mito de que el idioma fue una seria limitante que impidió el triunfo del proyecto.

Embarcaron a bordo del SS Vapor Re Vittorio el 23 de octubre. Arribaron al puerto de Buenos Aires un día después.

El 12 de noviembre comenzaron las representaciones de “Juan Moreira” en el teatro San Martín. Era un drama gauchesco en ocho cuadros de Eduardo Gutiérrez, como lo refleja el programa que se publicó.

Al día siguiente, 13 de noviembre, el diario “La Razón” elogió la puesta en escena por el gran despliegue y puntualizó que: “Los cantos de Gardel y Razzano, han hecho sentir a todos la dulce y melancólica nostalgia de las viejas cosas de la tierra. Recibieron éstos, como premio a sus sentidas canciones, muchos aplausos”.

Durante estas veladas el binomio se estrena la cueca chilena “Corazones partidos” compuesta por el amigo Saúl Salinas. Tuvo gran éxito pero, curiosamente, nunca la llevaron al disco.

Participaron veinte guitarristas en el espectáculo, entre ellos José Ricardo y Horacio Pettorossi como primera y segunda guitarra respectivamente. Gardel y Razzano ya habían cantado acompañados con un guitarrista, el oriental Emilio Bo, durante el mes de enero, y antes podemos decir que Francisco Martino había oficiado de acompañante instrumental. Ambos tenían la idea de sumar a un músico estable que los acompañe en todas las presentaciones. Así que a Carlos se le ocurrió la idea de sumar a Ricardo:
“—Ché, José… ¿Vos le has puesto oídos al moreno?
—¿Cuál? ¿El que lleva el punteado del pericón? ¡Toca lindo, eh!
—Mirá… —afirmó Gardel—. Ese no será un concertista… ¡pero la hace hablar a la viola!
—¿Arreglamos con él? —sugirió Razzano.
—Viejo… Es una carta brava ésta del acompañante que nos hace falta, pero a mí me parece que por el lado de ese negro rumbiamos bien” (Vida de Carlos Gardel, Francisco García Jiménez y José Razzano).

Tras conversar con el “Negro” Ricardo, lo contrataron y, al finalizar la temporada, pasó a ser el guitarrista oficial del par de figuras centrales, de modo tal que ellos pudieran centrarse más en ensayar las voces, olvidándose de perfeccionar su técnica en la guitarra o de aprender de memoria nuevos acordes para ampliar su repertorio. Esta división del trabajo se demostró sumamente fructífera a partir de 1917 cuando comienzan a grabar discos casi de manera industrial.

El 23 de noviembre la “Compañía Tradicionalista Argentina” puso en escena “Santos Vega” de Rafael Obligado, obra cumbre de la literatura gauchesca.

El 29 subieron a escena “Calandria”, sainete de costumbres campestres de Martiniano Leguizamón, que había sido estrenada el 21 de mayo de 1896 en el Teatro Victoria, por la Compañía de los hermanos Podestá. En aquel estreno Arturo De Navas interpretó el papel principal. La acción transcurre en la provincia de Entre Ríos, entre 1870 y 1879.

El 7 de diciembre, estrenaron “Julián Jiménez”, drama de Abdón Arózteguy, una obra emblemática del primer nacionalismo uruguayo.

Al 10 de diciembre, siempre en el Teatro San Martín, ofrecieron una función especial en honor del distinguido y culto diplomático Dr. Marco M. Avellaneda, designado desde enero de 1914 Ministro Plenipotenciario Argentino en España. El programa fue el siguiente: Sinfonías españolas y argentinas: “Alborada Gallega” de Pascual Veiga. “La Riojanita”, de Fernández Caballero, por Acacia Guerra, tiple. “Gente en casa”, obra de J. Lence, por la Compañía del San Martín. Danzas y canciones criollas: “Gato con relaciones”, Dúo Gardel-Razzano. “Pericón Nacional” por numerosos bailarines criollos.

Finalizada la función de gala realizada en honor del ministro Marco Avellaneda, Carlos Gardel se trasladó, con los actores Elías Alippi y Carlos Morganti, al Palais de Glace, que estaba ubicado en las inmediaciones de la Recoleta. Se había inaugurado en 1910 sobre terrenos donados por la Municipalidad, con el fin de construir una pista de patinaje sobre hielo y un club social.

La madrugada del 11 de diciembre, cuando festejaba su cumpleaños, Gardel recibió un disparo que estuvo muy cerca de producirle la muerte.

El episodio se mantuvo en la nebulosa, dando pie a distintas fábulas y confusiones. Como es de suponer, este hecho motivó la interrupción de las presentaciones del demandado Dúo Gardel-Razzano en los espectáculos del Teatro San Martín, que finalizaron, sin la participación de ellos, el 29 de diciembre.

El 14 de diciembre el diario “La Tribuna” informa que “es posible que reanude sus agradables canciones dentro de una semana”, por lo que hay quienes piensan que llegó a presentarse sobre los escenarios en el Teatro San Martín, para cerrar los shows de fin de año de la obra “Juan Moreira”. Esto no parece del todo improbable puesto que sabemos con total certeza que su recuperación fue mucho más rápida de lo previsto, y apenas si le dejó una cicatriz a la altura del corazón.

Gardel viajó a Uruguay para descansar y reponerse en la estancia que Pedro Etchegaray, accionista del Teatro Solís, poseía en Tacuarembó. Apenas comenzado el mes de enero, volvería a sus actuaciones en Montevideo.