1927 Discos, actuaciones y homenajes
Temporada eminentemente discográfica para la casa Glücksmann, Actúa, sin embargo, en la temporada estival marplatense y cruza el charco para para presentarse en el teatro Solís de Montevideo. Luego permanece un mes en Santa Fe. En Buenos Aires participa de homenajes al actor Manuel Fernández, al tenor Mario Capello, se presenta con dos de las tres más importantes cancionistas: Mercedes Simone y Ada Falcón, y participa de un festival artístico en el teatro Avenida, organizado por la embajada de España, en el que actuaron exponentes del arte popular hispánico.
Gardel vuelve a pasear el tango por el Viejo Mundo, en el Conte Verde, acompañado de sus guitarristas Ricardo y Barbieri.
Para Gardel fue una temporada eminentemente discográfica. Ya no necesitaba de agotadoras giras para promocionar su nombre. Ya no era el “Morocho del Abasto” que necesitaba abrirse paso de cualquier manera. Era el magno cantor nacional. Y —merced a su fama, a su grandeza, a su trascendencia—, la casa Glücksmann lo reafirmó como un óptimo grabador de discos. En los meses de marzo, mayo, junio, julio, agosto, septiembre y octubre, los estudios del cine Grand Splendid fueron testigos de las largas sesiones de grabación del trío de intérprete y guitarristas.
En marzo, a comienzos de la temporada de sus actuaciones, Gardel se presentó en el Palace Theatre de Mar del Plata, de la cadena Glücksmann, ofreciendo su arte a los veraneantes. La temporada estival concluyó exitosamente, y el cantor cruzó el charco para presentarse en el teatro Solís de Montevideo. En los cuatro primeros días de abril, el público oriental volvió a comprobar las dotes del “Zorzal Criollo”. Aquí hay que hacer un breve paréntesis, hasta reencontrar a Gardel un mes más tarde. El 5 de mayo, nuevamente se presentó en Odeón para realizar una sesión de grabaciones. Un día después estuvo en Santa Fe, donde debutó en el cine Belgrano y debió permanecer, debido al éxito de sus presentaciones, por espacio de un mes.
A su retorno, en junio, se produjo un suceso teatral. En el Cómico se representó “Facha Tosta”, la obra donde el galán-cantor Ignacio Corsini reestrenó con total éxito el tango Caminito. Aquí también se presentó Gardel, haciendo “fines de fiesta”. Se dio el caso, entonces, de que en la misma sala se presentaron los máximos exponentes de nuestro canto criollo de todos los tiempos. Promediando la temporada teatral volvieron a sucederse las actuaciones a beneficio. En el teatro Avenida, por ejemplo, se llevó a cabo una velada en honor del actor Manuel Fernández. Una semana más tarde (es decir, exactamente el 25 de junio), Gardel se encontró con uno de los grandes de la dramaturgia mundial: Luigi Pirandello. La velada se realizó en el café Tortoni y el escritor tuvo ocasión de conocer el arte popular a través de su máximo intérprete. En octubre, Gardel se encontró con otro digno exponente del arte itálico: el tenor Mario Cappello, a quien le ofreció una velada en su honor en el teatro Marconi. Allí, Gardel se presentó juntamente con dos de las tres más importantes cancionistas: Mercedes Simone y Ada Falcón.
Hay que resaltar que el 5 de julio, el cantor finalizó el feliz desarrollado durante un mes en el teatro Cómico. No hubo pausas para su arte, porque a los pocos días se presentó en el Coliseo, en un festival de la confraternidad americana, del que participaron bandas militares de diversos países americanos. Y también una nutrida delegación argentina, entre la que se contaba, obviamente, Gardel.
El 6 de agosto se realizó un festival artístico en el teatro Avenida, organizado por la embajada de España. Aquí participaron exponentes del arte popular hispánico. No faltaron, entonces, Lola Membrives, Azucena Maizani, la soprano Adelina Agostinelli, el tenor Fleta y, por supuesto, Carlos Gardel, quien engalanó la velada con sus interpretaciones.
Rosario, Córdoba y La Plata completaron la agenda anual de Gardel. Una agenda que fue abarrotándose cada vez más de trabajo.
Tal como en el año anterior, Gardel viajó a España. El 26 de octubre partió en el Conte Verde. Esta vez sin compañías teatrales que lo respalden. Se fue solo —junto con Ricardo y Barbieri—, triunfante, a pasear el tango por el Viejo Mundo. Los dos últimos meses del año se sucedieron entre Barcelona y Madrid. También en España hizo dos sesiones de grabación. Su actuación más relevante la realizó en el cine teatro Palace de Barcelona, donde cumplió un exitoso ciclo de actuaciones. El fin de 1927 lo celebró en el Mesón del sevillano, restaurante de Madrid, donde compartió la mesa con los hermanos Francisco, Rafael, Juan y Mario Canaro. Y allí conoció un trío que estaba actuando en la península ibérica y que, de a poco, se había ido asentando en el arte criollo: el Trío Irusta-Fugazot-Demare.