LA VOZ CONVERTIDA EN IMAGEN
El cine de aquella época, se consideraba poco más que una prolongación del teatro. Tenía la desventaja que era en blanco y negro, y además, mudo.
Cuando se presentó la posibilidad de actuar en un largometraje, en 1917, Gardel no lo dudó y viajó a la provincia de Córdoba para participar en “Flor de Durazno”, un film silente basado en la novela de Hugo Wast. Posiblemente este antiguo largometraje, del que sobrevivieron muy pocas copias, contenga el guión más maduro de cuantos Gardel protagonizó en la pantalla. Se desmerece al no poder oír su voz, de modo que cayó mucho tiempo en el olvido; Gardel prefirió olvidar esta experiencia, y no volvió a insistir en el cine mudo.
Pero cuando en 1927 se lanza el primer largometraje sonoro en New York y la novedosa tecnología llega a Buenos Aires en 1930, filma bajo la dirección de Eduardo Morera los primeros cortometrajes sonoros, que son, ni más ni menos que los primeros video clips de la historia del mundo audiovisual.
Esos encuadres musicales se estrenarían recién al año siguiente, como complemento de la película «Luces de la ciudad» de Charles Chaplin. La experiencia resultó un gran suceso, y esos 15 cortos, de los cuáles se han recuperado once, siguen haciendo disfrutar casi tanto como aquella primera vez.
Una de las grabaciones, «Viejo smoking», incluía una breve interpretación actoral de Carlitos, muy lograda por cierto.
El primer largometraje sonoro en el que participa Carlos Gardel, rodado en Francia se conoce con el nombre de «Luces de Buenos Aires», aunque su título real es «Las luces de Buenos Aires». Otra inexactitud repetida desde la fecha del estreno es el lugar de filmación. Por norma se afirma que se rodó en Joinville, y así figura en todos los libros, y los mismos protagonistas siempre mencionaron Joinville. Pero el lugar real del rodaje fue Saint-Maurice, localidad de Isla de Francia, departamento de Valle del Marne, distrito de Nogent-sur-Marne, a pocos minutos de París.
Manuel Romero –guionista, junto a Luis Bayón Herrera–, se inspiró en el título de la primera película sonora de Charles Chaplin, «Luces de la Ciudad» (City Lights), que en Buenos Aires se estrenó el 3 de mayo de 1931, cine Astral, en un programa que incluía el estreno de los «Encuadres Musicales» de Gardel. Una semana después de aquel histórico suceso, comenzó el rodaje de «Las Luces de Buenos Aires». Charles Chaplin dispuso de dos años, un millón de dólares de la época y una productora cinematográfica a sus órdenes para concluir su debut sonoro. En cambio, Carlos Gardel y sus compañeros tenían un plazo máximo de 19 días para componer, ensayar y grabar toda la película; disponían de un exiguo presupuesto y carecían del pleno manejo del proyecto. Frente a tal panorama, queda claro que tuvieron que esforzarse al máximo para elaborar, en circunstancias tan poco idóneas, un producto digno. Las apariciones de Gardel cantando “El rosal” y “Tomo y obligo” fueron un suceso mundial, nunca antes visto. La gente en las salas pedían que se detuviera la proyección del film para retrocederlo y volver a ver y oír la interpretación de “Tomo y obligo”. Y este fenómeno espontáneo se dio tanto en Europa como en Latinoamérica.
“Esperáme” filmado en 1932, contaba con un guión pobre, actores y actrices mediocres, pero las apariciones musicales y actorales de Gardel lo justificaban todo, y hoy sigue siendo un film de culto.
Para el segundo intento de 1932 deciden acompañar a Gardel con una figura de primera línea. Hacen una prueba filmando un cortometraje cómico titulado “La casa es seria” junto a la gran actriz y cantante Imperio Argentina. La química entre ambos protagonistas funcionó de maravillas y entonces se encaró un proyecto más ambicioso, un largometraje titulado “Melodía de arrabal” donde tanto Carlos como Imperio tienen la oportunidad de interpretas nuevas canciones desde la pantalla. El estilo de Gardel en el cine comenzaba a aparecer poco a poco.
Gardel se asocia a Alfredo Le Pera para que le escriba los guiones y las letras de las canciones y en 1934 deciden probar suerte en Estados Unidos. Allí crean una sociedad, “Éxitos producciones”, y se asocian a la Paramount, que aún no les da la suficiente libertad creativa, aunque cuentan con mejor presupuesto y mejores actores que en París. Junto a la bella Mona Maris, protagoniza “Cuesta abajo”, en donde estrena tangos y canciones memorables, ya despojadas de todo rastro de lunfardo, o color localista.
El siguiente emprendimiento es una comedia “El tango en Broadway” y participa a fines de diciembre con dos números musicales dentro del film “Cazadores de estrellas”.
En 1935 filma su mejor película: “El día que me quieras”, la cual se estrena de forma póstuma y “Tango bar”.
Las apariciones de Gardel en el cine dan forma definitiva al prototipo de argentino triunfador. Crea el modelo en el que nuevas generaciones de argentinos se inspirarán. Cuando Gardel muere en 1935, en un accidente de avión, durante su gira sudamericana, nace el mito que el cine se ocupó de transportar a todos los rincones del planeta, y darle la inmortalidad.