Dos satisfacciones se grabaron poderosamente en su memoria. En Niza compartió cartel con la famosa Mistinguett y conoció a Charles Chaplin, sin dudas, la gran figura cinematográfica del momento. El otro grato acontecimiento fue la visita de su entrañable amigo Irineo Leguisamo en el lujoso Hotel Negresco.
En mayo, en Joinville, en las afueras de París, bajo la dirección del chileno Adelqui Millar, filma “Luces de Buenos Aires” y firma contrato por otras dos películas. Realiza una breve serie de grabaciones en París.
A su regreso, se vincula con Armando Defino a fin de que se haga cargo de sus finanzas. Actúa en el teatro Broadway y es criticado por interpretar canciones internacionales y en napolitano. Después de volver al escenario del Artigas de Montevideo, donde es frenéticamente aclamado, y realizar una nueva serie de grabaciones, se embarca en el “Conte Rosso” para reencontrarse, otra vez, con Europa.