1928 Debut en París
El inicio de año lo encuentra en Barcelona, donde realiza una serie de grabaciones. Regresa a Buenos Aires realizando diversas presentaciones y registrando en la cera nuevo repertorio. Dos sucesos resonantes marcan este año: la incorporación del guitarrista José María Aguilar a su dúo de acompañantes y, además, marcando un hito en su camino, debuta en París dando comienzo a un triunfal ciclo de actuaciones y la realización de una serie de copiosas grabaciones para la casa Odeón.
En este año, que comienza con un aire renovador para la trayectoria de Gardel, se produjeron dos sucesos de resonancia. Por un lado, José María Aguilar, guitarrista de innegables virtudes, que ya había trabajado con Ignacio Corsini, se incorporó a su dúo de acompañantes. Además, marcando un hito en su camino, debuta en París dando comienzo a un triunfal ciclo de actuaciones.
Después de volver a grabar discos en Barcelona y de desarrollar un programa de actuaciones por algunas ciudades del norte de España, el 17 de abril el cantor se traslada a París, donde se conecta con Luis Gaspar Pierotti, quien lleva a cabo ante el empresario Paul Santolini las gestiones para su contratación y su regreso a la capital francesa.
El 14 de junio recaló en la Dársena Norte de Buenos Aires el Conte Rosso, proveniente de España. En el mismo estaban Gardel, Ricardo, Barbieri y un acompañante que pudo atestiguar por su sola presencia la veracidad del triunfo del “Morocho” en el país ibérico: un flamante automóvil Graham Paige que había adquirido en España. Atrás quedaron las grabaciones, las audiciones radiales y teatrales. Quedó por delante el proyecto de volver a viajar a Europa.
Requerido para grabar en Buenos Aires, el 6 de julio Gardel intervino en la recién inaugurada LOR Radio Prieto y comenzó un ciclo de audiciones que se extendieron por dos meses. En el mismo programa se encontraron grandes exponentes de nuestra canción porteña. El 18 de julio, en el cine Paramount, Gardel incorporó a un nuevo guitarrista uruguayo: José María Aguilar, “El Indio”, a quien separará y reintegrará más de una vez al grupo por desavenencias personales, dio jerarquía al grupo de guitarras. Enseguida, con su compromiso de grabación, registró “Chorra”, el primer tema con su trío de guitarras. Entre Prieto, el Paramount y la casa Glücksmann, tuvo tiempo, antes de viajar a Europa, de presentarse en el teatro Solís de Montevideo. Pero solo se quedó allí unos días (hasta el 4 de septiembre), porque el 12 debió partir para el Viejo Mundo y lo hizo desde la Dársena Norte en el Conte Verde. Lo acompañaban, además de sus guitarristas, Luis Gaspar Pierotti, quien oficiaba de manager en los escenarios europeos, y Antonio Sumage, su chofer particular.
El triunfo en París fue notorio desde el día de su debut. Ese 30 de septiembre el empresario Paul Santolini presentó a la selecta concurrencia parisina al intérprete criollo. Fue en el teatro Fémina. Y estaban presentes, entre otros, el ministro de Colonias, señor León Perrin. Dos días más tarde, Gardel debutó en el cabaret Florida. Y a partir de ese instante permaneció tres meses en dicho reducto cobrando la extraordinaria suma de 3.200 francos diarios. En la ocasión, Gardel reactualizó un viejo tema de De Nava, “El carretero”. El suceso fue tal que se convirtió en la canción de moda y la gente la silbaba por las calles. París se había rendido a los pies del tango argentino.
La afluencia de pública era masiva y el Dancing Florida contrató al trío de instrumentistas, que llegó al disco ejecutando solos de tango ¡antes que el propio Gardel! El acontecimiento se produjo el 11 de octubre por primera vez. En el comienzo del día de grabación, primero fueron ejecutados tres temas instrumentales. Luego grabó Gardel, y entre el 20 de noviembre y el 22 de diciembre se realizaron nuevas impresiones discográficas.
Como no podía ser de otra manera, los últimos dos meses también son de actuación pública y de grabaciones. Y aquí vale preguntarse si realmente el que triunfó en Europa fue el tango, Carlos Gardel o ambos.
Si bien es cierto que antes de la llegada de Gardel a París en 1928 ya había algunos artistas argentinos que se habían presentado con éxito dispar, la presencia de Gardel fue determinante en la consolidación de nuestra música en aquella ciudad, debido a la trascendencia que tuvieron sus presentaciones y la impresionante venta de sus discos. Era la nueva voz que resumía todo lo anterior, elevando el tango cantado a una categoría que aún no se había escuchado en Europa.