1933 La última partida
Después de una estadía de catorce meses por Europa regresa a la Argentina donde pasará su última temporada en el Plata siendo aclamado en ambas orillas. Permanece casi todo el año en nuestro país, realizando numerosas presentaciones en teatros de diversas ciudades y siendo constantemente requerido para presentaciones radiales con gran suceso. Realiza una interesante serie de grabaciones con su nuevo cuarteto de guitarras que incluyen canciones grabadas a dúo consigo mismo, algo totalmente novedoso e inédito para la época. Esta intensa actividad concluye el 7 de noviembre cuando el vapor Conte Biancamano suelta amarras del puerto de Buenos Aires, para atracar quince días después en la dársena barcelonesa. Se embarca a las 22 horas y deja definitivamente su Buenos Aires querido. Días antes de partir es despedido con un multitudinario asado organizado por su amigo, el cuidador Francisco Maschio.
Gardel viaja con Armando Defino, Alberto Castellanos y Horacio Pettorossi. Defino lo acompaña a Toulouse, donde se reencuentran con doña Berta y toda la familia francesa.
En diciembre, después que su amiga Sadie Wakefield lo agasajara para su cumpleaños en el “Café de París”, viaja a Estados Unidos. Allí se reúne con Hugo Mariani, director de la orquesta de la cadena N.B.C., siendo contratado para una serie de audiciones radiales.
EL 31 de diciembre a las 22:30 horas se lleva a cabo su debut radial en Nueva York acompañado de una orquesta integrada por 19 músicos.
Este es un año bastante particular en la vida de Gardel, porque después de un peregrinaje de catorce meses por Europa, consumió casi todo 1933 en nuestro país, con furtivas escapadas a Uruguay.
El 24 de marzo de 1933 Gardel debutó en el teatro Nacional en la revista musical «De Gabino a Gardel», escrita por Ivo Pelay. Constaba de varios cuadros con diálogos, canciones y monólogos, a través de los cuales se muestra la evolución de la canción nacional. En esta obra intervinieron, entre otros, Tito Lusiardo, Francisco Alvarez, Amanda Falcón y Rosa Catá; Gardel cerró el espectáculo cantando los tangos “Silencio,“Melodía de arrabal”, “Secreto”, “Mano a mano” y la canción criolla “El carretero” acompañado por sus guitarristas Pettorossi, Riverol, Barbieri y Vivas.
La temporada también incluyó una numerosa cantidad de grabaciones para el sello Odeón, actuaciones en LR3 Radio Nacional en el espacio de audiciones “Griet”, presentaciones en el Teatro Nacional como principal atracción de la revista musical de Ivo Pelay, titulada “De Gabino a Gardel”, actuación en el Teatro San Martín, viaje a La Plata para actuar en el cine-teatro Astros de esa ciudad, a Mendoza, donde fue sensación, en el cine Palace Theatre.
El 11 de septiembre de 1933 comenzó una serie de grabaciones a dúo consigo mismo. Para realizar estos registros grababa la primera voz con sus guitarristas y más tarde, mientras escuchaba esa toma con auriculares, colocaba la segunda voz que se acoplaba con la primera en una nueva placa. Esto que actualmente puede realizarse fácilmente en una computadora hogareña, en 1933 era todo un adelanto tecnológico. Con este procedimiento Gardel grabó en diferentes sesiones “Cantar eterno”, “Rumores”, “Medallita de la suerte”, “Angustias”, “Jujueña”, “Mañanita de sol”, “Sanjuanina de mi amor”, “Una rosa para mi rosa”, “La pastora” y “La madrugada”.
Seguidamente viajó a Montevideo donde rompió las boleterías (el 28 de septiembre) del teatro 18 de Julio y participó en los primeros días de octubre en una importante transmisión radial vespertina.
Gardel regresó al país, y se presentó en el stud Boulogne, donde lo agasajó para su despedida del país con un multitudinario asado su amigo, el cuidador Francisco Maschio. El 6 de noviembre grabó el vals «Tu diagnóstico», el estilo «El tirador plateado» y el tango «Madame Ivonne». Este sería el último registro efectuado en la Argentina y también el último para el sello Odeón, ya que en 1934 firmó contrato con la empresa Víctor, donde grabó todas las canciones de sus películas realizadas en EE.UU. También ese día 6 de noviembre Gardel se despidió del público argentino en una audición radial emitida por LR3 Radio Nacional. Luego de unas palabras de agradecimiento hacia los oyentes, cerró el programa cantando el tango «Buenos Aires», que fue la última interpretación que realizó en esta ciudad.
En la mañana del 7 de noviembre de 1933 Gardel redactó su testamento dejando como única heredera de sus bienes a su madre, Berta Gardes. Por la tarde el vapor Conte Biancamano soltó amarras del puerto de Buenos Aires, para atracar quince días después en las dársenas barcelonesas. Allí llegó Gardel con Armando Defino y su esposa, Horacio Pettorossi y Alberto Castellanos. Defino y su esposa, quienes se quedaron en España con la intención de visitar amistades y parientes aragoneses, El resto de la comitiva se trasladó por vía férrea a París para alojarse en un departamento de la rue de L’Arcade N° 14, en pleno barrio de la Madeleine.
Como el departamento no tenía piano, los argentinos alquilaron otro para sus ensayos. Empero hay aquí un detalle muy importante: Gardel viajó con Defino, a principios de diciembre, a Toulouse. Todos se reunieron en esa ciudad francesa, y el todos incluyó a doña Bertha que acababa de llegar procedente de Buenos Aires.
En ese mismo diciembre, en Joinville, se habló de la posibilidad de que Gardel realice sus siguientes películas para la Paramount en Nueva York, hecho que hablaba con suficiente claridad del éxito que estos filmes tenían.
Hugo Mariani le sugirió a Gardel un viaje a Nueva York para presentarlo al público norteamericano. El grupo de capitalistas que financió sus películas en Joinville, Francia, había considerado ya la posibilidad de que Gardel viniera a los Estados Unidos a filmar. Pero esas conversaciones no se habían concretado, limitándose a vagos planes para un futuro cercano, con visos de posibilidad pero bastante indefinidos.
Las conversaciones entusiasmaron a Gardel, que tenía previsto un viaje a los Estados Unidos para el 22 de diciembre. Viaje se cristalizó luego del agasajo que le ofreció en el famoso “Café de París” su amiga, Sadie Baron Wakefield. La invitación de Mariani venció la indeterminación de Gardel, de pronto, el plan se hizo real.
Eran los últimos días de 1933. Hacía un frío insoportable. En general, el mes de diciembre no es extremadamente frío en Nueva York. En esos días llegaba Carlos Gardel, el zorzal criollo, de Europa a bordo del buque Europa, seducir al pueblo de los Estados Unidos con el hechizo de su arte. Venía con su pequeña comitiva, el escritor Alfredo Le Pera y el pianista Alberto Castellano.
En Nueva York Gardel no sólo se reunió con Hugo Mariani, director de la orquesta de la cadena N.B.C., que lo había contratado para una serie de audiciones radiales, sino que también debió responder a su fama aceptando invitaciones protocolares: el 29 de diciembre el cuerpo consular argentino en ese país lo agasajó en el Ritz Carlton. Gardel esa noche se fue a dormir temprano porque a la mañana siguiente debía finalizar los ensayos para unas audiciones que incluían algo nuevo para él: el acompañamiento de una orquesta de 19 músicos. A las 22.30 de ese 30 de diciembre, Gardel debutó para la N.B.C. Algunas de las canciones que interpretó aquella noche fueron: “Silencio”, “Cobardía”, “El carretero” y “Buenos Aires”, tango que usaría para cerrar la presentación. Cobraba 350 dólares semanales y, según pudo certificarse, nunca hasta entonces se había pagado tanto a un artista extranjero.
Mientras continuaba la serie de programas radiotelefónicos de la NBC, las negociaciones con la Paramount progresaban. Finalmente se llegó a un entendimiento, se firmaron los contratos y comenzaron los preparativos para la filmación de las dos primeras películas «Cuesta abajo» y «El Tango en Broadway».
Pero el año fue particular no sólo por su final, sino por todos los demás meses que pasaron en la última temporada de Gardel en Argentina.