1934 Gardel en Nueva York
Nueva York le brinda un éxito desacostumbrado para artistas foráneos. Desde allí, a través de LR4 Radio Splendid, el 5 de marzo a las 23 horas se puso en contacto con su público argentino. Lo novedoso fue que mientras Gardel cantaba desde los Estados Unidos, los guitarristas Vivas, Riverol y Barbieri lo acompañaban musicalmente desde los estudios de la porteña radio Rivadavia.
Le Pera viaja desde París para hacerse cargo de los guiones y de las letras de canciones de sus próximas películas.
Filma “Cuesta abajo” y “El tango en Broadway”. Registra para RCA Victor las canciones de las películas y las primeras versiones de los números musicales de “Cazadores de estrellas”.
El artista hace una pausa de 50 días en su actividad para descansar y visitar a su madre en Toulouse. A su regreso comienza a trabajar en los preparativos de las próximas películas, y el 29 y 31 de diciembre filma los números musicales de “Cazadores de estrellas”, donde registra versiones del tango “Amargura” en castellano, inglés y francés.
Sus actuaciones para la cadena NBC fueron un auténtico suceso, al punto que el cantor debió acceder a las exigencias de los directivos de la empresa y al pedido de la audiencia, cantando, por fonética, en inglés el estribillo de algunos tangos. Nueva York fue una ciudad que le brindó un éxito desacostumbrado para artistas foráneos.
Gardel no estaba totalmente ajeno al quehacer porteño este año. Con una actuación emitida desde Nueva York por LR4 Radio Splendid, el 5 de marzo a las 23 horas, se puso en contacto con su público argentino. Lo realmente interesante de este hecho es que mientras Gardel cantaba desde los Estados Unidos, los guitarristas Vivas, Riverol y Barbieri lo acompañaban musicalmente desde los estudios de Radio Rivadavia ubicados en el corazón de la Capital Federal. Además, la orquesta de Hugo Mariani reforzó el espectáculo desde Nueva York y la de Edgardo Donato lo hizo desde Buenos Aires. Todo un suceso.
Gardel entabló negociaciones con la Fox, que le ofreció 15.000 dólares por la realización de dos películas. Rechazó esta oferta y pidió 50.000 dólares más el 5% de regalías, haciendo valer su arte y sabiendo perfectamente que buscaban una figura como la suya para desarrollar este tipo de films. En una carta a su apoderado Defino comentó: “Ya sabés, yo comprendo que para rebajar hay tiempo, pero no hay derecho que se lleven todo, ya vendrán por mi carnicería a buscar carne pa’l gato…”. Finalmente logró un provechoso contrato con la Paramount.
Este año Gardel hizo viajar a Le Pera desde París para que le escriba los guiones y las canciones de las dos películas que filmaría. Con Armando Defino, que estaba en Buenos Aires, mantiene una fluida correspondencia. Estas comunicaciones epistolares permitieron conocer que Gardel, por ambos films, cobró 25.000 dólares fijos más el 20% de las ganancias, creando “Éxito Productions”, su propia productora.
En mayo filmó en Long Island, distrito neoyorkino, “Cuesta abajo” con Mona Maris y Vicente Padula. Más tarde siguió con “El tango en Broadway”, también con Padula y las actrices Blanca Vischer, de Guatemala, y Trini Ramos, española. Louis Gasnier dirigió las dos producciones que se convirtieron en grandes éxitos, especialmente entre la colonia hispanoparlante residente en Nueva York, ciudad que cobijó durante largos meses al magno cantor.
Entre el 27 de julio y el 24 de agosto registró en los estudios de la compañía Americana RCA Victor las canciones de “Cuesta abajo”, “El tango en Broadway” y las primeras versiones de los números musicales de “Cazadores de estrellas”, que recién se filmaría en los últimos días de diciembre de ese año 1934.
Finalizadas las dos primeras películas en Nueva York, Gardel comenzó a pensar seriamente en su futuro económico, veía a la radio y al cine como los dos medios de comunicación propicios para desarrollar su arte y que a su vez le otorgaban un alivio a su trabajo.
La estancia de Gardel en Estados Unidos se vio interrumpida cincuenta días, cuando los vapores Ward y Bremen lo llevaron y retornaron de Europa, donde no tuvo actividad artística alguna. Descansó y visitó a su madre en Toulouse.
Sobre el final del año, los días 29 y 31 de diciembre, el cantor filmó su tercera realización: una participación en el film “Cazadores de estrellas”, conocida en el resto del mundo como “The Big Broadcast of 1935”. Se trata de un film-revista en el que lo secundaron Manuel Peluffo, Celia Villa y Carlos Spaventa. Parte de la producción se efectuó en Hollywood y allí intervinieron Bing Crosby, los niños cantores de Viena, Jack Oakie, Ray Noble y su orquesta, y Richard Tauber, entre los más conocidos del momento. Gardel contó al respecto a Armando Defino en una carta fechada el 5 de agosto: “En primer lugar la Paramount me pidió que aplazara el viaje por algunas semanas para darles tiempo de resolver mi inclusión en un film americano de estrellas. Así lo han decidido ya y debo en estos días cantar un tango en tres idiomas para esa película que será una especie de revista donde cada artista hace su número. Desde el punto de vista económico no es nada del otro mundo, creo que me darán un total de dos mil dólares, pero se trata de un día de trabajo y significa la posibilidad de hacerme conocer por todo el público americano y, además, por todo el mundo. Me proponen también hacerme cantar en un próximo film de George Raft. La propuesta es interesante, pero creo que no aceptaré. Ellos (la Paramount) quieren ir acostumbrando poco a poco al público americano entretanto yo pueda aprender el inglés. Comprendo que es una desgracia no saber este idioma, pero hay que resignarse”. En otra carta, fechada el 2 de enero de 1935, Gardel afirmó: “Acabo de hacer el sketch criollo que Paramount incluirá en la ‘Big Broadcast de 1935’. En Buenos Aires dirán cuando la vean que el purismo criollo no se ha respetado mucho, pero cuando nosotros quisimos que las cosas se hicieran fielmente, nos contestaron que era un sketch para todo el mundo y que preferían sacrificar la fidelidad a la mejor visualidad y efecto fotográfico. Yo creo que ha salido muy bien y fue hecho sin ahorrar dinero con un director, Mr. Reed, que mandaron de Hollywood y que fue director de muchas películas de Douglas Fairbanks. El sketch representó dos días de trabajo y lo hicimos el 29 y 31 de diciembre. Hemos terminado el año trabajando intensamente y estoy contento porque presumo que es de buen augurio. Hay dos canciones en él: la canción criolla que vos conocés (‘Apure delantero buey’), modificada de tal manera que no puede haber conflicto (con ‘El carretero’) y el tango ‘Amargura’ que canté en español, inglés y francés”.
Quizá, para completar el año, valga la pena reproducir un párrafo de alguna de las muchas cartas que envió Gardel a Defino y que en 1965 reprodujo la Revista Tanguera hoy desaparecida: “… esta gente quiere hacer películas conmigo hasta el año 2000, si siguen dando dinero (…). Creo que vamos obteniendo lo que nos proponíamos: artistas argentinos y españoles para los próximos films, mayor tiempo para preparar las películas, etc. Quiero matar el punto en las próximas y espero que lo conseguiré, sin apuro y con mucho detenimiento. (…) Vos sabés cuáles son mis ilusiones para el porvenir: quiero trabajar para mí, para poder darle una situación a mi viejita y para poder disfrutar con cuatro amigos viejos el trabajo de treinta años. (…) Un gran abrazo, querido Armando, y muchos saludos a los tuyos y a los amigos que valgan la pena”.
Gardel fue el único artista latino al cual una empresa de cine norteamericana le permitió filmar en castellano. En la Paramount estaban muy interesados en que también aprendiera inglés para poder filmar en el futuro en ese idioma y acceder definitivamente al mercado cinematográfico norteamericano. Reconocían su potencial artístico y ante el éxito de sus primeras películas, planeaban seguir filmando películas en castellano, pero con la prematura muerte de Gardel, estas producciones quedaron truncas.
En una carta de Gardel a Defino del 10 de abril le comentó: “Estoy comprometido por seis films, en tres series de dos… Para el primer film que debo comenzar dentro de unos diez días no hemos podido pensar en gente de ésa (se refiere a la ciudad de Buenos Aires). Pero para el segundo proyectamos contratar algunos actores y actrices, tres en conjunto, lo más cuatro. Hemos pensado en Tito Lusiardo, Tita Merello y algunos otros que vos o Arturo Mom crean conveniente… Quien se ocupa ahora de mis contratos actuales de cine es un señor muy bien de ésta que me dedica una atención continuada y que me parece inteligente como lo comprueba el gran contrato firmado. Como sabrás, a ningún artista de cine se le da un porcentaje y hasta las estrellas de Hollywood como Greta Garbo, etc., nunca tienen un 8 o 10 por ciento. Yo he conseguido el 20…”.
En total Gardel filmará en los estudios de Long Island (Nueva York) para la Paramount las siguientes películas:
• “Cuesta abajo” (1934), junto a Mona Maris, Vicente Padula y Manuel Peluffo, dirigida por Louis Gasnier. Gardel canta el vals “Amores de estudiante”, la cifra “Criollita decí que sí” y los tangos “Cuesta abajo”, “Por tu boca roja” y “Mi Buenos Aires querido”.
• “El tango en Broadway” (1934), con Trini Ramos, Blanca Vischer, Vicente Padula y Jaime Devesa, dirigida por Louis Gasnier. Gardel canta el foxtrot “Rubias de New York”, la zamba “Caminito soleado” y los tangos “Golondrinas” y “Soledad”.
• “Cazadores de estrellas” / “The Big Broadcast of 1935” (1934). En este film participaron todas las estrellas de la Paramount de la época, dirigida por Norman Taurog y Theodore Reed. Gardel filmó dos sketches cantando la canción “Apure delantero buey” y el tango “Amargura”, realizando versiones en castellano, francés e inglés.
Todos los argumentos y las letras de las canciones son de Alfredo Le Pera.
En 1934 se produjo su encuentro con Ástor Piazzolla. Vicente Piazzolla, enterado de que Gardel se hallaba en Nueva York, realizó una figura en madera y mandó a su hijo Ástor para que se la entregara. Cuando éste llegó al edificio de departamentos donde vivía el cantor se encontró con Alberto Castellano (colaborador musical de Gardel) en la puerta. El músico, que había extraviado su llave, le pidió al pequeño Ástor que subiera por la escalera de incendio y avisara para que le abrieran.
—¿Y este pibe? ¿Quién es? –preguntó Gardel.
—Mi nombre es Ástor Piazzolla. Subí por la ventana porque el señor Castellano perdió la llave…
Aclarado el asunto Gardel lo invitó a desayunar y le regaló una fotografía autografiada para su padre.
Finalmente, Carlos entabló amistad con la familia Piazzolla y varias veces se reunieron a disfrutar los ravioles caseros que preparaba la mamá de Ástor.
Para la película “El día que me quieras” Gardel hizo participar a Ástor en una pequeña escena en donde interpreta a un canillita. En una comida organizada para festejar la terminación del film, Ástor acompañó a Gardel con su bandoneón en el tango “Arrabal amargo”.
Este encuentro entre Gardel y Piazzolla fue descrito en varios libros, como en “Piazzolla”, de Simon Collier y María Susana Azzi y en “Ástor”, de Diana Piazzolla. Un pequeño Ástor acompañó a Gardel en varias actuaciones. El pequeño Ástor además le servía de intérprete, dado que Gardel no hablaba inglés. Es cómico chequear la pronunciación de Gardel en “Cheating muchachita”, la versión en inglés del tango “Amargura”.
Muchos años más tarde Ástor escribió una carta imaginaria a Carlos Gardel, evocando su breve amistad y aquellos años de la infancia. Reproducimos aquí un fragmento: “Buenos Aires, año 1978, Querido Charlie: Quizá llamándote Charlie te acordarás del pibe de 13 años que vivía en Nueva York, que era argentino y tocaba el bandoneón. Además, trabajó de canillita contigo en ‘El día que me quieras’. Te puse Charlie cuando me preguntaste en tu casa cómo se decía Carlitos en inglés. ¿Te acordás cuando te llevé un muñeco de madera que había tallado mi viejo? Esa mañana me dedicaste dos fotos, una para Vicente Piazzolla y otra para ‘el simpático pibe y futuro gran bandoneonista’. De 1934 a hoy, 1978, pasaron 44 años, y realmente no te fallé. ¿Te acordás cuando me llevabas a tus filmaciones en los estudios Paramount de Long Island? Febrero de 1934, la peor nevada del año, dos metros de alto y 10 bajo cero, y yo tu traductor de piropos a las pibas que te querían conocer. Nunca olvidaré las dos bicicletas que agarramos con Tito Lusiardo y rompimos tratando de entrar en calor. Por las tardes solía acompañarte a que te compraras ropa en las grandes tiendas de Nueva York. Recorrimos Sacks, Macy’s, Florsheini y al fin compraste tus dichosas camisas con rayas verticales y horizontales. Docenas de ellas, zapatos de charol, borsalinos, etcétera, como si te sobrara la guita. Te mostré toda mi ciudad (estaba orgulloso de saber tanto; también… hacía once años que vivía allí), sobre todo mi barrio, Greenwich Village, adonde te llevaba a conocer las mejores cantinas italianas, y vos, con problemas de busarda, te cuidabas; sin contar las veces que viniste a casa donde probaste los ravioles de la nonina Asunta además de un final de buñuelos de membrillo. ¡Cómo te gustaba comer bien! Jamás olvidaré la noche que ofreciste un asado al terminar la filmación de ‘El día que me quieras’. Fue un honor de los argentinos y uruguayos que vivían en Nueva York. Recuerdo que Alberto Castellano debía tocar el piano y yo el bandoneón, por supuesto para acompañarte a vos cantando. Tuve la loca suerte de que el piano era tan malo que tuve que tocar yo solo y vos cantaste los temas del film. ¡Qué noche, Charlie! Allí fue mi bautismo con el tango. Primer tango de mi vida y ¡acompañando a Gardel! Jamás lo olvidaré. Al poco tiempo te fuiste con Le Pera y tus guitarristas a Hollywood. ¿Te acordás que me mandaste dos telegramas para que me uniera a ustedes con mi bandoneón? Era la primavera del 35 y yo cumplía 14 años. Los viejos no me dieron permiso y el sindicato tampoco. Charlie, ¡me salvé! En vez de tocar el bandoneón estaría tocando el arpa”.
La carta finaliza de una forma conmovedora, diciendo: “Nos encontraremos en el último piso. Pero esperame… no te mueras nunca”.