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Inicio del cine internacional Gardeliano

SUCESO GARDELIANO N°35 - 30/05/2021

INICIO DEL CINE INTERNACIONAL GARDELIANO

En el inicio del año 1931 Gardel se encontraba en la Costa Azul. Allí vivió tres grandes satisfacciones que se grabaron poderosamente en su memoria, actuando en el Palacio del Mediterráneo de Niza, en pleno invierno europeo, compartiendo cartel con la famosa Mistinguett, y el haber conocido y tratado personalmente a Charles Chaplin, sin dudas, la gran figura cinematográfica del momento, evento que traerían importantes resultados meses más tarde, cuando firmo su primer contrato con la Paramount Francesa, para filmar “Las luces de Buenos Aires” dando inicio a una nueva etapa en su carrera.

Gardel, Mistinguett y Chaplin.

El cuarto acontecimiento grato le ocurrió en el lujoso hotel Negresco de Niza, todavía hoy uno de los más importantes de la sofisticada región, lugar donde se hospedaba Gardel y claro significante de la buena vida paralela a su prestigio que llevaba el cantor. Allí lo visitó su entrañable amigo Irineo Leguisamo.

Carlos Gardel y su amigo Irineo Leguisamo paseando por Niza.

En una entrevista el músico francoarmenio, Kalikian Gregor, amigo de Gardel decía: “En Niza Gardel realizó la más olímpica de sus hazañas: conquistar, por asalto, el ambiente más hermético y `sui géneris’ de toda Francia. Aquella sociedad selecta y cosmopolita de la «Coté d’Azur», accesible solo a contadísimas excepciones, tuvo para Gardel una acogida cordial e inolvidable. Actuar en un casino de la categoría del «Palais de la Mediterranee» creo que debe colmar la aspiración de cualquier artista que se estime”.

Por esos días, Gardel sufrió un contratiempo que, de todas formas, no empañaba su labor: disintió con el guitarrista José María Aguilar, quien abandonó la tournée y retornó a Buenos Aires en el Conte Verde. 

De los dos encuentros anteriores, el más trascendente en lo profesional fue incuestionablemente el que tuvo con Chaplin, de quien pudo extraer una pequeña experiencia que días después le serviría de mucho al firmar contrato, el día del trabajo, en París; que lo comprometió a filmar con la Paramount » Las Luces de Buenos Aires», film del que el propio Gardel fue inspirador, pero no protagonista, junto con los autores teatrales (y guionistas de la película) Manuel Romero y Luis Bayón Herrera.

El 1° de mayo, en París, Gardel firma el tan esperado contrato con la «Paramount» para intervenir en la película “Las Luces de Buenos Aires”.  Digamos que esta producción de ambiente argentino se concreta debido a la iniciativa del propio cantante y de quienes escriben el argumento, Manuel Romero y Luis Bayón Herrera, destacados autores teatrales que a la sazón se hallan en la «Ciudad Luz», cumpliendo una cruzada artística, al frente de la Compañía de Revistas Porteñas del teatro Sarmiento.  Además, tiene gran importancia la exitosa gestión que realizara ante la empresa, el cinematografista chileno Adelqui Millar, quien luego asumiría la dirección de la película y que se cree fueron vitales para el éxito de las negociaciones.

Contrato firmado por Gardel y la Paramount. Carlos Gardel junto a los directivos de la Paramount francesa, septiembre de 1931.

Días después de la firma del contrato en los «sets» que la «Paramount» poseía en Saint-Maurice, (la mayoría de las bibliografías establecen que los estudios se encontraban en Joinville, lugar ubicado en las afueras de París, equivocadamente). Junto a Gardel, intervienen en roles destacados: Sofía Bozán, Pedro Quartucci y Gloria Guzmán, que pertenecen a la compañía de revistas mencionada. El elenco es completado con elementos artísticos argentinos que se encuentran en la capital francesa, son ellos: Vicente Padula, Carlos Baeza, Julio De Caro con su orquesta típica, bailarines, zapateadores y otros.

El argumento  se trato de un Carlos Gardel que interpreta a Anselmo, un patrón de estancia. Por accidente, durante una fiesta que se realiza en su estancia, llega un empresario teatral de la Capital y escucha cantar a Elvira Bozán, la novia de Anselmo. El empresario decide contratarla. Aunque la chica está muy enamorada del estanciero, las luces de Buenos Aires la deslumbran y parte hacia una incierta gloria, dejando desconsolado a su pretendiente. La trama culminará con el rescate de su novia con la ayuda de sus amigos.

Escena y foto del elenco en el estreno de el film “Las luces de Buenos Aires”.

 

Contaba julio De Caro, que lo habían convocado en el «Moulin Rouge», Manuel Romero, Carlos Gardel, Matos Rodríguez y otro desconocido. Relata De Caro: “Romero me presentó al anónimo señor, quien resultó nada menos que Arnau, el empresario artístico, teatral y productor con el sello «Paramount», la cuestión es que les estaba faltando otro elemento muy importante para completar la película: orquestación adecuada para su música de fondo; y viendo los amigos en mí, el ‘Maná’ que del cielo les llegaba para su cometido, me designaron por unánime acuerdo, negándome en principio, deseando disfrutar los pocos días previos al debut, y así recorrer lugares históricos y museos, añadiendo algo más a lo estudiado y leído; por otra parte, dada esta única oportunidad, me parecía un crimen imperdonable desperdiciarla, cuando no tenía la menor idea de otro regreso a Francia.

Además de este importante raciocinio, en cuanto terminase mi contrato en el «Empire» tenía empeñada mi palabra con el príncipe de Gales, debiendo de inmediato proseguir a Londres, para actuar con mi orquesta en el palacio, festejando el cumpleaños de Jorge V, rey de Inglaterra, y ya, en este estado, las cosas programadas como en casillero, no quedaba en mi agenda el mínimo espacio para añadidos- extras.

Entonces habló Carlos, por boca de todos:

—Mirá, hermano, vos no podés largarnos parados en esta emergencia; sé que no lo harás, porque te conozco demasiado.

—Bueno, —respondí, resignado—; el hombre propone y Dios hace el resto…

—Señor Arnau, ¿qué debo hacer? …

—Toda la música, leit-motiv, acompañar con su orquesta a Carlos y a la Bozán; luego, en la película, entrará música regional, y en sus manos, zambas, estilos y chacareras; naturalmente, usted pondrá su precio que pedí de inmediato; 50.000 francos adelantados y 150.000 al finalizar la película, comenzando mi parte al siguiente día y, también, rebajando espontáneamente 50.000 francos. El rodaje duró aproximadamente unos veintidós días.

Luego de “Las Luces de Buenos Aires”, Gardel permaneció en París y firmó contrato por otras dos películas por 600.000 francos.

El éxito lo atrapó por varios meses, en los que desplegó una actividad generosa y aplaudida. No sólo grabó el vals «Deja» y la canción «Folie», sino que cumplió con una actuación notable en el Palace de la “Ciudad Luz” y realizó audiciones del mismo calibre en el Armenonville, donde lo escuchó un auditorio de lujo, ministros incluidos.

El 9 de julio, luego de que en el departamento del actor Enrique De Rosas casi todos los argentinos de aquella filmación festejaran la fecha patria, Gardel concurrió acompañado de Julio De Caro al hipódromo de Longchamps, donde tuvo suerte diversa. Pero el día no terminó allí; por la noche, invitado por el embajador argentino en Francia, Dr. Le Bretón, intervino (Julio De Caro también) en un acto en la Sorbona. Claro que con mejor suerte: todos los aplausos fueron para le chanteur argentin. Con Barbieri y Riverol, y casualmente con Gloria Guzmán, Gardel regresó a la Argentina el 20 de agosto, en una fría madrugada, en el «Conte verde».

Es en este arribo que Gardel anuncia su intención de volver pronto a París para seguir filmando. Pero también se sentía seducido por la idea de actuar en el Broadway, en Corrientes 1155, cosa que finalmente hizo en septiembre, con algo muy curioso de por medio: cantó una canzoneta al estilo napolitano.

Un periodista del diario Crítica, Carlos de la Púa, escribió un artículo criticando a Gardel que tituló “Che Carlitos… largá la canzoneta”. Sin embargo, el director Kalikian Gregor, que se hallaba casualmente en Buenos Aires, defendió a Gardel sin comprender las críticas, afirmando que iba “a dar a su arte la expansión necesaria para lograr categoría de cancionista internacional”. Gardel, adelantado como siempre, incorporaba nuevas canciones a su repertorio, ampliaba sus horizontes musicales, pero claramente iba más rápido de lo que una sociedad tradicionalista como era la de Buenos Aires en aquel momento, alcanzaba a valorar en toda su dimensión.

En estos primeros meses de 1932, Carlitos abre un paréntesis en su actividad, tomándose unas merecidas vacaciones, que disfruta paseando por algunas ciudades europeas, entre ellas: Nápoles, Londres, París y Niza. El 25 de mayo desde los estudios franceses de Radio Colonial de París, se transmite un programa extraordinario, con motivo de nuestro aniversario patrio, y que es puesto en el aire por las estaciones de LR3 Radio Nacional y LR6 Radio La Nación de Bs. As., por LT3 Radio Rosario y por CX26 Radio Uruguay de Montevideo.

La interesante transmisión, se inicia con los himnos argentino y francés, ejecutados por la Orquesta de Radio Colonial de París. Luego se suceden los discursos de los Dres. Tomás Le Bretón y Georges Clinchant, embajadores de Argentina y Francia, respectivamente; Continúa el programa con la actuación especial de Carlos Gardel, que canta el tango «Mano a mano» y el estilo «Amargura»; para cerrarse la audición, con interpretaciones musicales a cargo de la orquesta típica de Manuel Pizarro.

Alfredo Le Pera 

Gardel había entendido que una buena película necesitaba de un buen guionista y buenos actores; es asi que Irrumpe en su vida el periodista y poeta Alfredo Le Pera, un brasileño, periodista, por entonces ayudante en los estudios «Paramount». Se conocían, claro está, del ambiente artistico porteño, y en realidad la relación entre ellos era mala (por una anécdota que ahora no viene al caso comentar). El reencuentro se produjo en los estudios de Saint Maurice, donde Le Pera trabajaba como traductor, titulista y letrista para los filmes, que se rodaban simultáneamente en varios idiomas. A pesar de todo, la amistad entre ambos se afianzó enseguida y Gardel le encargó a Le Pera los guiones cinematográficos de sus próximos films.

No es necesario decir que, meses después, el cantor criollo inmortalizó algunos temas cuya autoría era de Le Pera. Lo hizo en el disco luego de haber cantado esas letras en varias de sus películas, que se realizaron entre septiembre y noviembre de este año. Comenzaron con el largometraje «Esperáme», dirigido Luis Gasnier, filmada en septiembre de 1932. Estrenada el  5 de octubre de 1933, en el Cine Real de Buenos Aires.

Protagonizada por Carlos Gardel, Goyita Herrero, Lolita Benavente, Jaime Devesa, Manuel París, León Lallave, José Arguelles, Manuel Bernardos, Matilde Artero y otros. A Rosario (Goyita Herrera) no le agrada la idea de casarse con el pretendiente elegido por su padre. Ella sueña día y noche con un cantor llamado Carlos de Acuña (Carlos Gardel) y está dispuesta a todo para hacer realidad su anhelo. Tras muchas peripecias, incluyendo una fuga, Rosario logra unir su afecto con Carlos, ya que éste descubre que su rival era, en realidad, un vulgar e inescrupuloso delincuente.

Carlos Gardel y Goyita Herrero en escenas del film “Espérame”, 1932.

Luego continuaría “La casa es seria”: una producción de Paramount joinville, sobre el guion de Alfredo Le Pera y la dirección de Jaquelux, Estudios Paramount de Joinville, París. Filmada en octubre de 1932. Estrenada el  19 de mayo de 1933. Cine Suipacha de Buenos Aires.

Protagonizada por Carlos Gardel, Imperio Argentina, Lolita Benavente, Josita Hernán y Manuel París. Se narra la relación entre un galán (Carlos Gardel) que asedia a una mujer recatada pero no consigue despertar su interés hasta que, finalmente, logra una cita, aunque ella le advierte que vive en “una casa muy seria”. Por la noche, cuando el galán acude a la cita y silba para que ella le arroje las llaves de entrada, desde otras ventanas diferentes muchachas se asoman para arrojarle las llaves. Entonces Gardel, sonriente, exclama: “¡Con que la casa es seria!”. Su pasó por los cines fue breve y no hay copias de esta filmación, ya que se destruyeron durante la invasión de París en la Segunda Guerra Mundial. Sólo se conserva el audio completo, incluidas las canciones del cortometraje.

Carlos Gardel, Jaquelux, Alfredo Le Pera y Juan C Mateo en rodaje del film “La casa es seria”, 1932.

Como dato de color, podríamos contar que este cortometraje contiene un diálogo que intentó ser censurado: en una escena la joven Carmen Rivera (Imperio Argentina) le pregunta a Juan Carlos Romero (Carlos Gardel) por la ubicación del tocador de damas, por lo que el cantor le contesta: “¿El tocador de damas? Aquí está, soy yo”.

Finalizando con “Melodía de arrabal”, una producción de Paramount Saint-Maurice, sobre el guion de Alfredo Le Pera y la dirección de Louis Gasnier, Estudios Paramount de Saint-Maurice. Filmada en octubre de 1932. Estrenada el  5 de abril de 1933. Cine Porteño de Buenos Aires.

Protagonizada por Carlos Gardel, Imperio Argentina, Vicente Padula, Jaime Devesa, Manuel París, José. La vida de Roberto (Carlos Gardel) transcurre en un bar de los suburbios entre el canto y las cartas. Allí, junto a su socio, vive estafando a cuanto desprevenido cae en la mesa de juego. Una noche se cruza en su camino una joven profesora de piano (Imperio Argentina) que le oye cantar y le ofrece la posibilidad de hacerlo profesionalmente. La fama y el amor le dan a Roberto la oportunidad de redimirse. La trama policial y con alguna dosis de suspenso de “Melodía de arrabal”, está inspirada en los filmes del gran director inglés Alfred Hitchcock, de quien Alfredo Le Pera era admirador y había entrevistado recientemente en una nota para Noticias Gráficas.

Carlos Gardel y Vicente Padula en escena del film Melodía de arrabal”, 1932.

De la serie de producciones realizadas en Francia, esta última fue la más lograda. En una entrevista al llegar a Buenos Aires, Gardel dijo: “Las dos son habladas en castellano y se titulan «Melodía de arrabal» y «Espérame». Han sido trazadas por nuestro compatriota,  Alfredo Le Pera, la primera por su ambiente netamente criollo, tengo la sensación de que va a ser un ‘exitazo’. Su música es casi toda original mía. La canción «Cuando tú no estás» ha sido escrita en colaboración con el celebrado maestro francés Marcel Lattés; otro motivo titulado «Silencio», en colaboración con Pettorossi, y el leit-motiv’ de la película «Melodía de arrabal» es exclusivamente mío”.

Las tres filmaciones apenas si superaron los setenta días de rodaje por los que el cantor-actor embolsó 700 mil francos franceses libres de impuestos, pero les implicó un ritmo de trabajo difícil de sostener, ya que además de ocuparse de los guiones y las actuaciones, debían componer y grabar las canciones.

Después de estas realizaciones, que serían éxitos taquilleros, Gardel decidió —antes de que expire el año— volver a la Argentina: pocas veces había faltado de ella tanto tiempo y en realidad extrañaba mucho. Es así como el 30 de diciembre, volvió a pisar la Dársena Norte luego de desembarcar del «Giulio Césare».

El diario La Nación relató un encuentro de Gardel con uno de sus cronistas allí mismo, en la Dársena Norte. Puede rescatarse un párrafo, entre las muchas respuestas del ídolo: «Vengo sencillamente encantado de Europa. Cada nuevo viaje renueva en mí el amor por aquellas tierras donde tantas satisfacciones he obtenido. Ahora, cuando pasan seis meses ya comienza a hacerme cosquillas la nostalgia, y tengo ganas de rajar para el pago. Y como esa vez la ausencia duró catorce meses, calculen si tendría ganas de cachar el piróscafo y verme otra vez en la calle Corrientes, en Palermo, en el Hipódromo».

En sus declaraciones, Gardel se pintaba de cuerpo y alma. Sus afanes profesionales (no equivocaba la puntería) lo obligaban a buscar cada año los éxitos resonantes que sólo Europa podía concederle, pero más allá de ese interés, las costumbres rioplatenses lo atraían como nada podía hacerlo. Todo esto ocurrió en la segunda mitad del año. En la primera hubo menos vértigo, menos fragor. Por lo pronto, se inició con unas vacaciones absolutas, recién interrumpidas en abril (curioso, porque aquí comenzaba el verano europeo), cuando el artista efectuó varias actuaciones radiales en París. Sus guitarristas acompañaban en ese momento en Radio Nacional de Buenos Aires a la cancionista Adelma Falcón.

 

Walter Santoro / Marcelo O. Martínez 

Fundación Internacional Carlos Gardel