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Museo Nacional del Tango Carlos Gardel en Buenos Aires

SUCESO GARDELIANO N°45 - 26/06/2022

Más que un proyecto, una deuda pendiente, para nuestra gente; de nuestro país al mundo, y a los millones de turistas que visitan nuestro país.

No existe en todo el territorio nacional, incluyendo la Ciudad de Buenos Aires, un museo a la altura de los museos importantes del mundo, dedicado al Tango, siendo esta expresión cultural una de las manifestaciones más enraizadas con las que nos identifican en el mundo. Y pocas cosas nos identifican a nivel nacional como el Tango, un fenómeno cultural inimitable, siendo parte vanguardista de la cultura y pasión de Buenos Aires. Un ícono del Río de la Plata declarado Patrimonio Cultural de la Humanidad por la Unesco. Esto hace que miles de turistas extranjeros y argentinos que visitan a diario Buenos Aires, para conocer y aprender de la herencia mundial porteña del Tango, se pregunten por el museo específico y se sorprendan por la respuesta. Que aún no existe. 

Estos miles de visitantes recorren los cientos de barrios con la ilusión además de compartir las vivencias y el arte, del máximo exponente, tatuado en el corazón rioplatense, Carlos Gardel. Sin embargo, decepcionados, no cuentan con un espacio específico integral, uno que narre la historia del 2×4. Historia que se sumerge en los albores del pasado porteño, baila en piringundines y salas aristocráticas, explota en los barrios y clubes populares con las Orquestas Típicas, y el mundo celebra como la banda de sonido argentina por excelencia. Para ellos, para nosotros, arriba el Museo Nacional del Tango Carlos Gardel. 

Fachada del Palais de Glace desde la calle Posadas, 1935.

Un rico pasado tanguero envuelve al centenario edificio del Palais de Glace. Es el solar por donde desfilaron algunos de los más famosos exponentes del género, y se presenta como el espacio ideal para la creación de este ambicioso proyecto; la creación del Museo Nacional del Tango Carlos Gardel. Ubicado en la zona de la Recoleta, una de las áreas históricas de la ciudad de Buenos Aires, cuenta con el plus de interactuar con la mayor diversidad de ofertas culturales y gastronómicas de los últimos cien años.

Carlos Gardel, como todos sabemos, fue un precursor del género, creador del tango canción y quien lo consagró. Definiendo un antes y un después, ningún otro artista ha calado jamás tan profundo en la imagen del Ser Argentino, habiéndose convertido en parte activa de nuestra de historia cultural, y la relación que existe con Buenos Aires y el Tango. En homenaje a su genio y figura, el nombre del museo. 

La iniciativa del museo comenzó en 2009 por parte de la Fundación Industrias Culturales Argentinas (FICA), con la creación del programa “Rescate del patrimonio del tango”, programa que recupera el trabajo realizado por fanáticos coleccionistas del género; y que en 2019 sumó a la Fundación Internacional Carlos Gardel (FICG), albacea de la herencia gardeliana, y poseedora de las colecciones más completas reunidas del Tango Argentino. Se inicia con estos antecedentes patrimoniales excepcionales el Museo Nacional del Tango Carlos Gardel, un museo vivo, que conducirá a un esperado nodo cultural que irradiará arte y comunidad. 

Así que en el emblemático edificio del Palais de Glace, cuyo diseño arquitectónico rodea una pista de baile central, cuyo diseño edilicio seguramente inspiró a la impactante recreación premonitoria de la película “Tango Bar” (1935), última gran producción de Gardel, se viene la gran milonga de Carlitos. Como se espera en un museo bien tanguero, abierto de martes a domingo hasta la madrugada, con las mejores orquestas y solistas contemporáneos. Reabre la gran milonga Nacional. 

Escenas del film Tango Bar.

Metas de un nuevo museo nacional, único en el país 

 

El tango como expresión multicultural, es la historia viva de la realidad social, política, económica e identidad cultural del siglo XX de Argentina, y a partir de su resurgimiento, ha retomado ese rol también en el siglo XXI, a través de nuevos compositores y autores. La realización de este proyecto tendrá un inédito impacto social, ya que por un lado permitirá no solo fomentar el estudio y la investigación de nuestro patrimonio, junto a miles de experiencias y nuevos recuerdos, espectáculos, educación y difusión del Tango, promete la nueva institución de la cultura ciudadana. 

Produciendo muestras de gran calidad, donde estarán presentes el contexto político-social y el componente histórico-económico que acompañó al tango en el desarrollo de sus distintas etapas. Asimismo, toda la actividad cultural, académica, artística y económica que se generará a partir de su puesta en funcionamiento, permitirá la creación directa de nuevas fuentes de trabajo y nuevas oportunidades para emprendimientos que se desarrollarán a la par de este proyecto y que a su vez multiplicarán esas fuentes de trabajo en forma directa e indirecta, indica el presidente de la Fundación Internacional Sucesores de Carlos Gardel, Walter Santoro. Los expertos en turismo cultural consultados calculan casi un millón de visitantes anuales que disfrutarán del nuevo museo, según FICA. 

 “Hoy más que nunca resulta indispensable fomentar y apoyar el rescate, restauración y preservación de todo el material relacionado con el Tango, máxima expresión musical y cultural de nuestra Ciudad”, sostuvo a su vez la reconocida especialista en patrimonio e historiadora Liliana Barela, una de las tantas personalidades e instituciones de nivel nacional e internacional que apoyan la necesaria empresa de la FICG, y agrega, “Este proyecto es de enorme importancia para el logro de dicho objetivo, ya que se ha logrado reunir las colecciones mas importantes existentes en el país, conformando el mas completo e importante archivo de objetos, documentación, discografía original, fotografías, filmes, partituras y publicaciones reunido hasta el presente”, ponderando una propuesta museística que tiene la mira puesta en las nuevas generaciones, a través de programas pensados para niños y adolescentes. En ello colaboran las exitosas intervenciones comunitarias, a través del arte recientemente, de la Fundación de Industrias Culturales Argentinas. 

Las posibilidades que abrirá para argentinos y extranjeros parecen ilimitadas, en el anteproyecto presentado a las autoridades nacionales, a la manera de los atardeceres de Pompeya y Boedo de Homero Manzi. Con un acervo en constante aumento de 42 mil piezas, 5 mil solamente de Gardel, y que incluye a los fundadores como Eduardo Arolas y los vanguardistas como Ástor Piazzolla, estima el museo impulsar investigaciones, exhibiciones, publicaciones y activaciones que revaloricen el Tango como componente esencial de la Cultura Popular Argentina. Por otra parte, espacio a oficializar de referencia en el sistema de museos nacionales, propone aglutinar a las diversas instituciones tangueras locales e internacionales, en una plataforma colaborativa que garantice el acceso público. Auditorio para conferencias y clases abiertas a escuelas, cinemateca programando una completa colección propia de los títulos señeros -no olvidando que no por nada la primera película sonora óptica nacional se llama “¡Tango!” (1933)-, y una línea editorial privilegiando nuevas miradas y la reimpresión de los clásicos faltantes en anaqueles; otros de los objetivos que se proyectan con el Museo Gardel.  

El Palais de Glace de Gardel 

“¡Noches del Palais de Glace! /Ilusión de llevar el compás/Tu recuerdo es emoción/y al mirar que ya no estás/se me encoge el corazón”, en los versos de Enríque Cadícamo de los cuarenta, en la voz del inimitable Ángel Vargas, un dolor de ya no ser que el Museo Nacional del Tango Carlos Gardel aspira conjurar con los ángeles gardelianos de Pichuco Troilo y el Polaco Goyeneche. El tradicional Palais de Glace será el techo más apropiado en la Ciudad para celebrar el Tango; que por otra parte ha perdido en la última década varios de los inmuebles y memorias esenciales de su trama arrabalera. En la calle Posadas 1725, a metros del Centro Cultural Recoleta, el Museo Nacional Bellas Artes y la Biblioteca Nacional, entre otros puntos de ebullición cultural y social, se encuentra esta singular construcción de distinguida cúpula, monumento histórico nacional desde 2004. Entre los considerandos de aquella decisión de presidencia queda indudablemente marcado su destino de Guardián del sentimiento que hace que los argentinos tengan “siempre el corazón mirando al sur”, en la definición magistral de Eladia Blázquez, «Que, a cinco años de inaugurado (1910), dicho edificio -el Palais de Glace- se transformó en un elegante salón de baile, donde el tango fue adoptado por la élite porteña, y en el que actuaron las orquestas de los maestros Francisco Canaro, Roberto Firpo, Julio De Caro, y el pianista Juan Carlos Cobián».  

Izq.: El Palais de Glace en sus comienzos con su pista de patinaje en hielo. Der.: El salón histórico del Palais de Glace en 1930.

A propósito, en su vasta colección de instrumentos, la Fundación atesora un icónico violín corneta, central en la evolución musical del Tango, que perteneció a De Caro. Sumemos a un joven Gardel, habitué del Palais junto a la clase alta y los artistas del momento, de Ricardo Güiraldes y Leopoldo Lugones a Francisco Canaro y Parravicini; y que en sus puertas el Zorzal Criollo estuvo a punto de perder la vida por un lío de polleras. Ahora estamos a meses de inaugurar el Museo Nacional del Tango Carlos Gardel en el Palais de Glace que renueva el amor eterno argentino, siempre vivo, por el Morocho del Abasto, y la música nacional que trascendió los cinco continentes. El Tango.  

Walter Santoro