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Las Voces Gardel y el canto, Edmundo Rivero

SUCESO GARDELIANO N°11 - 06/01/2020

Las Voces Gardel y el canto, Edmundo Rivero 

Mucho se ha hablado sobre Gardel. Su vida, sus viajes, sus grabaciones. Por ese motivo se me ocurrió tratar de analizar su voz y su canto, así es que a través de sus grabaciones y de las de grandes cantantes de ópera con una acabada formación vocal, he analizado y comparado las virtudes de ellos con las de Gardel y he podido comprobar la clara similitud, única en el canto popular de esa época, solo lograda por él.

Los cantores anteriores a Gardel, como podremos notar en la nómina de grabaciones de las siguiente página, no aplicaban a su canto las ornamentaciones vocales musicales que el rescató después de haberlas aprendido, y a través de ellas, se enriqueció la música popular. Pero los intérpretes de esa época aún no habían descubierto la importancia de esos adornos. Es por eso que considero —y también por otras aptitudes de él que veremos más adelante— que no fue «un cantor» sino «el cantor» que nos dejó el invalorable legado técnico que adoptamos luego nosotros, cuando cantamos nuestra música. Considero que todo cantante de tango —porque así lo requieren sus temas— debe tener una preparación técnica como para canciones de cámara, es decir, buena dicción, fonación, expresión e interpretación de los temas. Gardel aunaba, como veremos luego, la técnica operística en su voz, la creación del tema en su cabal interpretación y el acento exacto de nuestro tango. A mi entender, se le podría considerar un cantante de cámara.

CULTURA VOCAL DE GARDEL

La cultura vocal de Gardel comprendía no sólo la técnica sino también el arte, la interpretación; era un cantor nacional e internacional.

Como autor y coautor grabó aproximadamente 132 temas. Como cantante de cámara contribuyó a darle categoría internacional al tango, y digo cantante de cámara porque para ser tal se necesita buena dicción, fonación, matices y, sobre todo, expresión e interpretación y otros dones naturales. No es el caso del cantante de ópera, generalmente gustado más por su habilidad vocal, la belleza de su sonoridad, su potencia y su depurada técnica que por su expresión.

Gardel aunaba, como veremos luego, la técnica operística en su voz, la creación del tema en su cabal interpretación y el acento exacto de nuestro tango. Su voz era expresiva, tierna, extensa, musical y sensible. Su canto, de estilo propio, definido, tenía modulaciones expresivas que lo hicieron un creador de nuevas formas, un verdadero revolucionario que amaba la técnica con el fervor de un temperamento dramático. La emoción que, como todo sentimiento, es irracional, tenía en

Gardel la condición de aparecer racionalizada; en los pasajes más dramáticos, era capaz de controlar el desborde sentimental, atenuando la voz en lugar de elevarla, lo que transmitía al oyente una suerte de reserva, de pudor en la expresión, tan grata al espíritu circunspecto del porteño.

En el escenario, su sola presencia desenvuelta y atractiva, agrandaba su arte y su simpatía tendía el lazo de afecto con el público que lo admiraba.

CULTURA VOCAL DE GARDEL APLICADA AL TANGO

Se puede decir «El me gusta o no». Hay gente de buen o de mal gusto, y quien canta de oído y también quien escucha sin tener cierta preparación musical y una formación estética a través de los grandes del canto (Ver «Opera»).

El tango, pequeña ópera, tiene las mismas exigencias y el primero que le aplicó algunas de las experiencias adquiridas durante 600 años de dedicación de profesores, músicos corales, solistas —sobre todo de la gran ópera— fue Gardel.

De su paso por el teatro es de donde deduzco que aprendió los adornos vocales que después aplicó con toda sabiduría en el momento exacto en que la letra o la música lo reclamaban, a pesar de que en las escrituras musicales del tango no figurasen y algunas tampoco se escribiesen para tal o cual tesitura de cantor; cada cual usa la tonalidad que le conviene y lo interpreta a su manera. Inclusive a veces se cambia el valor de las notas, salvo orquestaciones.

Más adelante figuran algunos de los adornos vocales musicales empleados por él.

Con respecto a la tan cuestionada N que él pronunciaba insinuando una R, se debe a que la N es consonante líquida y puede perder su sonoridad al encontrarse con una consonante sorda, de las que obstruyen el pasaje del aire (son oclusivas), y al pronunciar anterior a ellas la N, ésta se apoya en la nariz y sabiendo que en el canto elevado esto es antiestético y reprochado, Gardel enviaba el aire directamente hacia adelante (siempre apoyada).

En las partes de música popular no figuran algunos de los adornos vocales que aplicó Gardel a los tangos elevando con su inteligencia y buenos conocimientos del bel canto (de la escuela italiana) el nivel artístico del tango cantado.

COMO SE CANTABA ANTES DE GARDEL

(sin adornos vocales)

— «Don Juan» («Mozos guapos»), de Ponzio y Gobbi, por Alfredo Gobbi acompañado por Banda (1911).

— «La payanca», de Berto y Bianco, por Pancho Cueva (Francisco Bianco) con la orquesta de Eduardo Arolas (1917)

— «El apache argentino» (Aróztegui y Mathón), por Arturo A. Mathón con orquesta (1913).

— «El cochero de tramway», de Villoldo, por Angel Villoldo acompañado de piano (1909).

— «Gaucho pobre», de J. Buratore, por Arturo G. Calderilla acompañado de guitarra (1914).

— «Cara sucia», anónimo, arreglo de Canaro y Caruso, por Lola Membrives con orquesta de Bernardino Terés (1916).

— «EL pechador», de Villoldo, por Linda Thelma con Arturo de Siano (piano) (1909).

— «El porteñito», de Villoldo, por André Vivianne con orquesta (1909).

— «Minguito», de Gobbi y Jacquet, por Flora Gobbi con orquesta (1911).

— «El morrongo», de Gazcón, y «Chupa-chupa», de Medina; grabados en México por María Conesa con la orquesta de Rafael Gazcón (1909).

— «Cariño puro» («El choclo»), de Villoldo, por los Gobbi con Banda (1907).

CULTURA VOCAL DE GARDEL

La cultura vocal de Gardel comprendía no sólo la técnica sino también el arte, la interpretación; era un cantor nacional e internacional.

Como autor y coautor grabó aproximadamente 132 temas.

Como cantante de cámara contribuyó a darle categoría internacional al tango, y digo cantante de cámara porque para ser tal se necesita buena dicción, fonación, matices y, sobre todo, expresión e interpretación y otros dones naturales. No es el caso del cantante de ópera, generalmente gustado más por su habilidad vocal, la belleza de su sonoridad, su potencia y su depurada técnica que por su expresión.

Gardel aunaba, como veremos luego, la técnica operística en su voz, la creación del tema en su cabal interpretación y el acento exacto de nuestro tango. Su voz era expresiva, tierna, extensa, musical y sensible. Su canto, de estilo propio, definido, tenía modulaciones expresivas que lo hicieron un creador de nuevas formas, un verdadero revolucionario que amaba la técnica con el fervor de un temperamento dramático. La emoción que, como todo sentimiento, es irracional, tenía en

Gardel la condición de aparecer racionalizada; en los pasajes más dramáticos, era capaz de controlar el desborde sentimental, atenuando la voz en lugar de elevarla, lo que transmitía al oyente una suerte de reserva, de pudor en la expresión, tan

grata al espíritu circunspecto del porteño.

En el escenario, su sola presencia desenvuelta y atractiva, agrandaba su arte y su simpatía tendía el lazo de afecto con el público que lo admiraba.

CULTURA VOCAL DE GARDEL APLICADA AL TANGO

Se puede decir «El me gusta o no». Hay gente de buen o de mal gusto, y quien canta de oído y también quien escucha sin tener cierta preparación musical y una formación estética a través de los grandes del canto (Ver «Opera»).

El tango, pequeña ópera, tiene las mismas exigencias y el primero que le aplicó algunas de las experiencias adquiridas durante 600 años de dedicación de profesores, músicos corales, solistas —sobre todo de la gran ópera— fue Gardel.

De su paso por el teatro es de donde deduzco que aprendió los adornos vocales que después aplicó con toda sabiduría en el momento exacto en que la letra o la música lo reclamaban, a pesar de que en las escrituras musicales del tango no figurasen y algunas tampoco se escribiesen para tal o cual tesitura de cantor; cada cual usa la tonalidad que le conviene y lo interpreta a su manera. Inclusive a veces se cambia el valor de las notas, salvo orquestaciones.

Más adelante figuran algunos de los adornos vocales musicales empleados por él.

Con respecto a la tan cuestionada N que él pronunciaba insinuando una R, se debe a que la N es consonante líquida y puede perder su sonoridad al encontrarse con una consonante sorda, de las que obstruyen el pasaje del aire (son oclusivas), y al pronunciar anterior a ellas la N, ésta se apoya en la nariz y sabiendo que en el canto elevado esto es antiestético y reprochado, Gardel enviaba el aire directamente hacia adelante (siempre apoyada).

En las partes de música popular no figuran algunos de los adornos vocales que aplicó Gardel a los tangos elevando con su inteligencia y buenos conocimientos del bel canto (de la escuela italiana) el nivel artístico del tango cantado.

ARTE, TÉCNICA Y NATURALEZA DE LA VOZ DE GARDEL

Barítono: es una voz intermedia.

Intensidad: es la fuerza espiratoria (voz de micrófono).

Fuerza espiratoria: menos de 80 db.

Color: claro, brillante, cálido.

Tesitura: en el tango «De flor en flor» usa 14 notas en escala ascendente, en teclas blancas del piano.

Naturaleza: virtuosismo, ternura, musicalidad.

La letra N

En la ópera de Gaetano Donizzetti «L’elisir d’amore», cuando el joven Nemorino canta la romanza «Una furtiva lágrima», el gran tenor Enrico Caruso pronuncia en las palabras: punto, invidiar, cercando, istante, sentir, confondere y

otras, las N casi como R porque la N es nasal. Las otras consonantes oclusivas: P, B, T. D, K, G, V. F.

En la misma obra, Tito Schipa, en las palabras invidiar y cercando, etc., repite el mismo mecanismo.

Beniamino Gigli, en «La donna é movile», pronuncia: cual piuma al vento. Luciano Pavarotti, en «Una furtiva lagrima», al empezar: una furtiva . . . un solo sentir .. . En «L’elisir d’amore», confondere, etc.

Estos ejemplos son los propios de la fonética. Cuando el grupo es nasal (N) seguida de oclusivas (N-D; N-T y N-P), etc,

se deben pronunciar con el mismo punto de articulación, por eso se percibe casi (R).

Esto también sucede con las velares, por ejemplo, blanco, cinco, etc.

Delante de la P y la B nasal es bilabial, de D y T, dental.

La B y V españolas son signos ortográficos diferentes, con el mismo valor fonético. Por tal razón el aire hay que emitirlo sin apoyarse y sin destacar la N. («Fonética», de Bertl).

GARDEL Y EL CAMPO

El estilo (poético-musical) es el canto sureño de temperamento melancólico, posiblemente porque nuestro gaucho vivía en grandes extensiones de tierra sin límites. Ese sentido de inmensa llanura influyó notablemente en nuestro tango,

porque donde terminaba el arrabal ya empezaba la pampa, de donde llegó esta canción. Muchos de los primeros tangos camperos tenían partes «estiladal». Las primeras grabaciones de Gardel fueron en su mayoría estilos y ese dejo de tristeza que había en su alma posiblemente por una niñez no muy feliz, alguna ausencia o pena secreta escondida en su interior que florecía con un emocionado estilo en su voz preñada de misteriosas y cálidas vibraciones internas.

Edmundo Rivero Del libro “Las Voces Gardel y el canto”